Cuando no enteramos de que Andrés Trapiello, un novelista muy crítico con la memoria histórica, iba a formar parte de una comisión que tiene que aconsejar sobre la memoria histórica, pensé: esto solo puede pasar en España. En efecto, tamañas barbaridades son muy típicas de los políticos bienintencionados, pero al fin y al cabo chapuceros. Porque la Ley 52/2007 no ha sido otra cosa que una chapuza digna de Pepe Gotera y Otilio.
¿Los ciudadanos podemos incumplir las leyes? Obviamente no. Cuando se crea una ley y para que nadie esté al margen de ella, se legislan ciertas sanciones con las que se pretenden disuadir a la ciudadanía de incumplir la ley. Si vd., querido amigo, una noche se ha pasado con el consumo de bebidas espirituosas ha de saber que la ley le impide conducir. Si vd, decidiera saltarse la ley, y lo pillan infraganti conduciendo ebrio, el correctivo por ignorar sus obligaciones legales consistiría en una fuerte multa y dos años de prisión. Si el dueño de esa discoteca o ese pub, donde usted decidió ponerse hasta la patilla, cree oportuno incumplir con la hora de cierre, porque tiene el local abarrotado y los billetes vuelan hacia sus bolsillos de sobremanera, la autoridad pertinente -la policía local- se verá en la obligación de denunciar al local. La sanción será equivalente a la capacidad de negocio del local, y a la tercera multa, el dueño del negocio perderá la licencia durante 10 meses. La Ruina. ¿Qué le ocurre a un ciudadano si hace apología de la ETA? Creo que no hace falta contestación.
Los Gobiernos crean leyes y para que estas se cumplan estas leyes están dotadas de ciertas sanciones. ¿Cual es la sanción por no cumplir con la Ley 52/2007 (memoria histórica)? Veamos lo que dice el artículo 15:
Después de una intensísima campaña realizada por toda la prensa de masas, la Cátedra de la Complutense tuvo que desmentir al periodismo basura:
La primera propuesta improvisada se la hemos escuchado al novelista Andrés Trapiello, que le quiere dedicar una calle a Manuel Chaves Nogales, uno de los tantos periodistas de la II República que puso pies en polvorosa cuando el Gobierno democrático decidió trasladarse a Valencia. Se pensaría que si el Gobierno se marcha es porque está todo perdido. O podría haber hecho como Arturo Barea, que decidió quedarse en Madrid bregando con la prensa extranjera.
La Guerra Civil española sí fue una guerra de buenos y malos, pero como en todas las guerras, entre los buenos hay muchos malos y entre los malos hay muchos buenos. Pero no por esto podemos poner en el mismo plano al ejército fascista y al Gobierno de la II República. La legalidad republicana se vio desbordada por la revolución "liberadora" y no contó con los medios suficientes para parar la sed de venganza del proletariado. Sí -esto es solo un ejemplo- Melchor Rodríguez logró cortar con las sacas masivas de Paracuellos, es porque este gran hombre contaría con ayuda, una ayuda que debió de ser cuantiosa. No podemos creernos que solo un hombre pudo enfrentarse a toda una organización criminal que acabó con la vida de 2.400 personas: a Melchor Rodríguez lo tachaban de fascista, y todos sabemos que hacían los "rojos" con los fascistas. Con esto queremos decir que, mientras en la zona leal había gente afín a la legalidad que intentaba cortar con los asesinatos, en muchos casos alcaldes y políticos destacados, en el bando franquista la represión era la norma habitual. Tal y como se vio confirmado al acabar la guerra.
Equiparar y dividir en bandos, es como comparar a Azaña con Franco y a Negrín con Queipo de Llano. Por eso si me dan a elegir entre Manuel Chaves que decidió salvar su vida exiliándose en el 37 -algo que no criticaremos-, o entre Arturo Barea que no dudó en hacer frente al fascismo, nos quedamos con el segundo. Aunque como bien nos descubrió Francisco Espinosa también hubieron más periodistas que tuvieron las agallas de luchar contra el fascismo.
¡Una calle para Arturo Barea!
El País sobre Barea:
¿Los ciudadanos podemos incumplir las leyes? Obviamente no. Cuando se crea una ley y para que nadie esté al margen de ella, se legislan ciertas sanciones con las que se pretenden disuadir a la ciudadanía de incumplir la ley. Si vd., querido amigo, una noche se ha pasado con el consumo de bebidas espirituosas ha de saber que la ley le impide conducir. Si vd, decidiera saltarse la ley, y lo pillan infraganti conduciendo ebrio, el correctivo por ignorar sus obligaciones legales consistiría en una fuerte multa y dos años de prisión. Si el dueño de esa discoteca o ese pub, donde usted decidió ponerse hasta la patilla, cree oportuno incumplir con la hora de cierre, porque tiene el local abarrotado y los billetes vuelan hacia sus bolsillos de sobremanera, la autoridad pertinente -la policía local- se verá en la obligación de denunciar al local. La sanción será equivalente a la capacidad de negocio del local, y a la tercera multa, el dueño del negocio perderá la licencia durante 10 meses. La Ruina. ¿Qué le ocurre a un ciudadano si hace apología de la ETA? Creo que no hace falta contestación.
Los Gobiernos crean leyes y para que estas se cumplan estas leyes están dotadas de ciertas sanciones. ¿Cual es la sanción por no cumplir con la Ley 52/2007 (memoria histórica)? Veamos lo que dice el artículo 15:
- Las Administraciones públicas, en el ejercicio de sus competencias, tomarán las medidas oportunas para la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura. Entre estas medidas podrá incluirse la retirada de subvenciones o ayudas públicas.
- Lo previsto en el apartado anterior no será de aplicación cuando las menciones sean de estricto recuerdo privado, sin exaltación de los enfrentados, o cuando concurran razones artísticas, arquitectónicas o artístico-religiosas protegidas por la ley.
- El Gobierno colaborará con las Comunidades Autónomas y las Entidades Locales en la elaboración de un catálogo de vestigios relativos a la Guerra Civil y la Dictadura a los efectos previstos en el apartado anterior.
- Las Administraciones públicas podrán retirar subvenciones o ayudas a los propietarios privados que no actúen del modo previsto en el apartado 1 de este artículo.
La sanción por mantener los honores a Franco, Yagüe o Queipo es la retirada de subvenciones. Una medida, que viendo lo que ha pasado en Madrid -por citar alguna localidad- más que preocupación debe haber despertado hilaridad. Vamos, que se han descojonado de la risa.
Como hilarante es la Comisión creada ad hoc para aconsejar a Carmena sobre cuales son las calles y símbolos de la dictadura que deben ser retirados de la capital de España. Curas, novelistas, historiadores afines a Esperanza Aguirre..., con esta abigarrada troupe tratará Manuela Carmena de deshacerse del espantajo de la prensa y poder cumplir con la ley. Porque Carmena, y con ella la memoria histórica, ha sido víctima -una vez más- de una brutal campaña de acoso y derribo de esta derecha que se niega a romper con los recuerdos de sus antepasados dictatoriales más recientes.
En más de una ocasión hemos visto a Esperanza Aguirre decir barbaridades sobre Mirta Núñez para relacionarla con Fidel Castro: "Es pavorosa la ignorancia que acumulan los jerarcas de Podemos en el ayuntamiento sobre la Guerra Civil. Se han puesto en manos de una sedicente cátedra de la memoria histórica, que dirige una hijastra de Fidel Castro (¡que ya son ganas de elegir bien a los asesores!), que ni es historiadora ni es catedrática".
Aguirre pidió la dimisión de Mirta Núñez por mal aconsejar al Ayuntamiento de Madrid. Acusando a Mirta Núñez de (cito literalmente):
"el sacar una fotografía de la matanza de Stalin de Katyn -Polonia-, diciendo que se trata del bombardeo que tuvo lugar en la ctra. Málaga/Almería. U otra fotografía del campo de exterminio de judíos de Bergen, en Noruega, diciendo que es un campo en Barcelona, pues además de ser una mentira flagrante, demuestra una intención, tan absolutamente malvada, y que en lugar de un deseo de concordia lo que se pretende es acabar con el espíritu de la Transición y enfrentar a unos españoles con otros (...).Pedro Corral historiador y concejal del PP también hizo de las suyas:
Miren, lo de menos es que esta Cátedra la presida la hijastra de Fidel Castro. Es muy encomiable que se dedique a estudiar los crímenes del franquismo, y todos los españoles se lo agradecemos. Lo digo de verdad, sabiendo además como sabemos todos del ingente trabajo acumulado que esta Cátedra tiene pendiente en Cuba a la hora de estudiar los crímenes de una dictadura, la de su padrastro, que sigue vigente y ya es 20 años mucho más longeva que la de Franco.La derecha española está obsesionada con Cuba, y con la supuesta relación de Mirta Núñez con Fidel Castro. Esta relación ha sido inexistente. Mirta Núñez no conoce personalmente al dictador cubano, ni por supuesto, éste es su padrastro. Quién miente o se equivoca es Pedro Corral y Esperanza Aguirre. Y la Cátedra de Memoria Histórica de la Complutense, no es la responsable de esas fotografías compartidas por las RRSS por el Ayuntamiento de Madrid. Mala información y el peor estilo político posible.
Después de una intensísima campaña realizada por toda la prensa de masas, la Cátedra de la Complutense tuvo que desmentir al periodismo basura:
El Consejo Ejecutivo de la CCMHSXX no ha aprobado, hasta ahora, ninguna propuesta concreta para la supresión y cambio de nombres de calles de la ciudad de Madrid, ni ha dado su visto bueno a contrato alguno con el Ayuntamiento de Madrid para realizar el trabajo de asesoramiento sobre modificación del callejero (...).
Un grupo de investigadores de la CCMHSXX empezó, a finales de diciembre de 2015, a trabajar en el tema. Desde el primer momento ha habido una gran presión mediática y se ha generado un exceso de especulaciones sobre este trabajo, posibilitados, entre otros factores, por la utilización precipitada por parte del Ayuntamiento de Madrid de los primeros avances del citado equipo de investigación. En concreto, provocó numerosos malentendidos la publicación de una relación de 30 calles (en ella la Cátedra reconoció un error inicial, que rectificó inmediatamente, en la inclusión de la plaza de Juan Pujol) que el Equipo de Investigación iba a someter a una primera valoración. La presentación que de esa lista inicial realizó el consistorio incorporó otros errores, como el de atribuir al comandante Zorita el bombardeo de Guernica, de los que el equipo de investigación de la Cátedra no es responsable (...).La Cátedra de la Complutense tuvo que abandonar el proyecto por las presiones mediáticas. Esto ocurrió a finales de enero y ya estamos a principios de junio. Cuatro meses para constituir una Comisión que entre los expertos en memoria histórica causa mucho recelo.
La primera propuesta improvisada se la hemos escuchado al novelista Andrés Trapiello, que le quiere dedicar una calle a Manuel Chaves Nogales, uno de los tantos periodistas de la II República que puso pies en polvorosa cuando el Gobierno democrático decidió trasladarse a Valencia. Se pensaría que si el Gobierno se marcha es porque está todo perdido. O podría haber hecho como Arturo Barea, que decidió quedarse en Madrid bregando con la prensa extranjera.
La Guerra Civil española sí fue una guerra de buenos y malos, pero como en todas las guerras, entre los buenos hay muchos malos y entre los malos hay muchos buenos. Pero no por esto podemos poner en el mismo plano al ejército fascista y al Gobierno de la II República. La legalidad republicana se vio desbordada por la revolución "liberadora" y no contó con los medios suficientes para parar la sed de venganza del proletariado. Sí -esto es solo un ejemplo- Melchor Rodríguez logró cortar con las sacas masivas de Paracuellos, es porque este gran hombre contaría con ayuda, una ayuda que debió de ser cuantiosa. No podemos creernos que solo un hombre pudo enfrentarse a toda una organización criminal que acabó con la vida de 2.400 personas: a Melchor Rodríguez lo tachaban de fascista, y todos sabemos que hacían los "rojos" con los fascistas. Con esto queremos decir que, mientras en la zona leal había gente afín a la legalidad que intentaba cortar con los asesinatos, en muchos casos alcaldes y políticos destacados, en el bando franquista la represión era la norma habitual. Tal y como se vio confirmado al acabar la guerra.
Equiparar y dividir en bandos, es como comparar a Azaña con Franco y a Negrín con Queipo de Llano. Por eso si me dan a elegir entre Manuel Chaves que decidió salvar su vida exiliándose en el 37 -algo que no criticaremos-, o entre Arturo Barea que no dudó en hacer frente al fascismo, nos quedamos con el segundo. Aunque como bien nos descubrió Francisco Espinosa también hubieron más periodistas que tuvieron las agallas de luchar contra el fascismo.
¡Una calle para Arturo Barea!
El País sobre Barea:
http://cultura.elpais.com/cultura/2016/05/29/actualidad/1464533545_768220.html