Odio anticlerical

Este es uno de esos programas épicos de España en la memoria que emitían en Intereconomia. Los invitados eran tres historiadores de los más imparciales del panorama de la historiografía: Luis Pío Moa Rodríguez, Antonio David Martín Rubio y Jesús María Salas Larrazabal. Estos tres historiadores nada tienen que ver con el franquismo, porque según nos informan, el franquismo nunca existió, además, según la Real Academia de la Historia, Franco ni fue dictador, ni construyó un régimen autoritario. Tampoco hubo fascistas en España. Todo ha sido un cuento de la izquierda que, rencorosa por haber perdido la guerra, ha reescrito la historia engañando a propios y a extraños.

La matanza de Badajoz fue un invento de Jay Allen e Indalecio Prieto. John Thompson Whitaker jamás le preguntó a Yagüe que si eran ciertos los fusilamientos de Badajoz. El periodista norteamericano era un mentiroso, como todos los periodistas que hablaban mal de los "nacionales". La destrucción de Gernika fue otro invento, pero esta vez de un periodista conservador: George Esteer. La culpa de que la plaza de la nación vasca saliera ardiendo, no la tuvieron las 30 toneladas de bombas que lanzó la Legión Condor, no que va, la culpa la tuvieron los bomberos que tardaron dos horas en llegar. Apenas murieron poco más de 100 personas y la culpa la tuvo el Gobierno vasco por no hacer refugios suficientes.

Para colmo de todos los males la iglesia fue perseguida tan solo por que creían en Dios. Pregunta muy extrañado, Alfonso Arteseros, que como se podía acumular tanto odio contra sacerdotes y monjas, si las monjitas solo se han preocupado de hacer el bien.

Una imagen vale más que mil palabras:

Edificio de los Jesuitas que estaba en la Gran Vía madrileña. El letrero es claro: "Abajo los jesu[itas]. La justicia del pueblo. Por ladrones. Este es el concepto que tenían de la iglesia, no todos, pero si esa parte del pueblo que había sido explotada durante tanto tiempo y no creían en las monsergas divinas.

Dice Jesús Salas Larrazabal que dos de los siete centros que quemaron en Madrid se habían dedicado a impartir enseñanza a gente pobre: como debió ser esa enseñanza, que prefirieron quemar los edificios. La enseñanza que recibían los pobres de los Jesuitas consistía en hacer cuatro números, cuatro letras, y rezos, muchos rezos. Solo las clases privilegiadas recibían una educación selecta.

En ese mismo programa, Arteseros afirmaba que los incendiarios anticlericales eran unos cobardes. ¿Porqué no se atrevieron con los cuarteles en vez de las indefensas iglesias? Qué fueran analfabetos no quieren decir que fueran idiotas. Es como pedirles a los radicales que queman contenedores que se vayan al Pentágono a tirar cócteles mólotov para protestar contra la globalización. Se quemaban iglesias por su simbolismo político que no religioso.

Lo que es grave es que todavía haya anti-clericalismo católico. Si observamos por la Red, nadie brama contra los evangélicos o los testigos de Jehová, o cualquier otra religión minoritaria. El motivo es que no tienen impacto real en la sociedad civil española, si la Iglesia se dedicara a sus rezos y dejara a las mujeres y a los homosexuales en paz, o se autofinanciaran como cualquier otra sociedad privada, si tan solo se preocuparan de la moral de su rebaño otro gallo cantaría. Hoy no se queman Iglesias, la cultura es lo que tiene, aunque esa cultura sea laica.

fijándome bien si he encontrado quien critica a las religiones minoritariaspor la Red. ¿Adivinan quienes son? ¡No!, no son anticlericales. Son muy clericales precisamente: "Esta es la verdadera historia de cómo el grandísimo heresiarca Lutero, habiendo abandonado la única y verdadera Iglesia para formar una falsa congregación, no dudó en usar de la mentira y de la falsificación de la doctrina de Cristo, incluso aprobando el pecado nefando de bigamia, para conseguir sus fines. De él nace la aprobación del divorcio, despreciando la doctrina de Cristo, en las sectas protestantes"... (Tradición Digital)