He capturado una imagen de dos guardias civiles que seguramente se sublevaron en el cuartel de Santo Domingo y que gracias a las autoridades republicanas salvaron la vida. Se les abrió un expediente judicial y el militar encargado dilató en el tiempo la investigación con el objeto de darle tiempo al ejército golpista para que liberase a los guardia civiles rebeldes. Como así sucedió.
No tuvieron tanta suerte estos militares fusilados en las tapias del cementerio de San Juan, los cuales fueron asesinados a los pocos días de entrar el tte. coronel Juan Yagüe Blanco en Badajoz. Un pequeño ejemplo de la distinta naturaleza represiva existente en la zona leal y en el bando fascista. Unos, los golpistas, ordenaban las ejecuciones, y otros, el Gobierno republicano, eran ajenos a ellas debido al vacío de poder. La masacre de Paracuellos, por mucho que moleste a Julius Ruiz no fue culpa del Gobierno republicano y no es extrapolable al resto del territorio leal.
Dos guardias civiles traidores a su juramento vivitos y coleando -uno de ellos luciendo amenazantemente una porra- y catorce o quince militares leales al Gobierno de la II República yaciendo bajo el abrasador agosto de 1936 delante de las tapias del cementerio pacense. El holocausto no había hecho nada más que empezar.
La columna de la muerte dejaría un reguero de sangre por tierras andaluzas y extremeñas: 150.000 asesinatos en la retaguardia fascista; 50.000 en la retaguardia republicana, más 300.000 muertos en combate sangraron el alma de España. Bajo esta montaña de cadáveres se asentó el Régimen totalitario de Francisco Franco.
Unas víctimas recibieron todos los honores posibles, las otras, sencillamente no existían. Los colaboradores de la dictadura recibieron medallas, pensiones, reconocimiento en el nomenclátor; unos serían enterrados en terreno sagrado (Queipo de Llano), y el apellido de otros darían el nombre a localidades como San Leonardo de Yagüe.
Estas anomalías aberrantes tienen fácil solución, y opino que no debiera hacer falta ninguna ley para corregir tremendos dislates. Pero es con ley y todo y todavía en San leonardo de Yagüe viven 2.164 habitantes. ¿No sería más normal que en San Leonardo vivieran esas mismas 2.164 personas? ¿Cual es la diferencia?, que hemos borrado un apellido de triste recuerdo en la ciudad de Badajoz y en otras muchas partes.
Pero queridos lectores -los pocos que me leeis- con las luchas política hemos topado: Manuela Carmena obligada por la Fundación Nacional Francisco Franco ha tenido que dar marcha atrás y ha colocado un monolito franquista que había retirado hace pocos días.
Y después queremos que los catalanes no se vayan de España.
Los dirigentes actuales en el Ayuntamiento de Madrid deben seguir los cauces legales y correctos. En este tema y en cualquier otro, más que nada porque hay que tener todos los cabos atados antes hacer algo...no sea que al hacerlo alguno suelto nos dé en la cara. Que yo soy partidaria de quitar nombres de calles a gente de "reconocida barbarie para con el contrario" y monolitos o placas que homenajeen a represores, camaradas de nazis y similares (que engloba mucho, no se sienta ofendido algún depredador por no ser nombrado). Que no "más vale lo rápido que lo bien hecho"....atendiendo a que después de tanto tiempo el rápido tiene un sentido extraordinario. Más vale, lo bien hecho.
ResponderEliminarQué, sea poco o mucho, también cuesta quitarlo, cuesta volver a reponerlo y costará volver a quitar alguno de "segundas"; en varios aspectos.
Los catalanes, vamos, vamos, igualicos igualicos que el resto de españoles (de momento)..Será que pueden lanzar la primera piedra..!!
Estas imágenes de Pathé de indudable valor histórico las conozco desde hace unos pocos de años. Inmejorable documento para denunciar una y mil veces la barbarie perpetrada por los fascistas en Badajoz.
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