Si Rita Maestre -la única condenada entre más de 60 manifestantes- hubiese querido ofender los sentimientos religiosos de los católicos se habría manifestado en cualquier iglesia de cualquier barrio, y no, no fue así, se manifestó dentro de un capilla universitaria, y el motivo de la protesta era la erradicación de los espacios religiosos en la universidades públicas.
Dice Santiago González en El Mundo que Rita "Debe dimitir por mentirosa. La mentira es el sacrilegio de la portavoz". "Primero negó su participación en los hechos. Después admitió haberse encontrado casualmente con la tropa y haberla seguido, pero que en ningún momento gritó las consignas que se dijeron..." Claro que mintió, mintió para que no le juzgaran por una Ley con tintes medievales e inquisisitivos.
Santiago González nos cita el Código Penal francés:
La prensa amiga comparó en su día la España de Rajoy con la Rusia de Putin como únicos países que castigan eso. Craso error. El Código Penal que la condena es de la España de González, impulsado por Belloch en 1995. Con su artículo 524 y su canesú. El Código Penal de la Francia laica y republicana prevé en su artículo 431.1 penas más duras para idéntico delito...El artículo del Código Penal de la Francia laica y republicana no dice nada de ofender los sentimientos religiosos:
¿Debe dimitir un periodista por no decir la verdad?
También desde EL Mundo, el jesuita Luis Martínez escribe:
[El] Consejo de Europa que demanda que la libertad de expresión no sea restringida para proteger las sensibilidades de los grupos religiosos. Nótese que la concejala de Madrid, de ella hablamos, ha sido condenada por ofender el sentimiento religioso, que no la libertad religiosa. La ofensa, al fin y al cabo, no es algo que se pueda medir de forma fidedigna o aritmética. ¿Dónde acaba la molestia y empieza el escozor de la infamia? Por mucho que nos irrite que los demás se hurguen los dientes, los restaurantes siguen ofreciendo el servicio de palillos. Pero hay que resignarse.Rita Maestre ni debe ni puede dimitir por una haber sido condenada por una Ley que suena nacionalcatólica, Ley aprobada por el "socialista" Felipe González. Acatar sí, osea, si el recurso no le da la razón tendrá que pagar. Pero nada más.
cuartopoder
BERTA CAO
Tras conocerse la sentencia contra Rita Maestre por la protesta en la capilla de la Universidad Complutense de Madrid, a la que hicimos mención en “El pecado de Rita”, no nos va a quedar más remedio que asumir que seguimos viviendo en el país de charanga y pandereta del que nos hablaba Antonio Machado, y que la democracia sigue siendo aquella utopía que, como decía Eduardo Galeano, tanto nos acercamos, tanto se aleja y querer alcanzarla “sirve para caminar”.
Lo que hemos conocido de la sentencia, que será recurrida por los abogados de Rita Maestre, no deja de ser un cúmulo de contradicciones que vienen a confirmar que se está utilizando a la portavoz del Ayuntamiento de Madrid como excusa para intentar desacreditar y desgastar al gobierno de Ahora Madrid. Gobierno que, como no podía ser de otra manera, ha cerrado filas en apoyo a su concejala.
Según señalan los abogados de Maestre en un comunicado hecho público en el día de ayer, “la Sentencia asume que no queda acreditado que Rita Maestre leyera un manifiesto en contra de la postura oficial de la Iglesia respecto a la mujer”, postura retrógrada que en estos momentos está cuestionando hasta el propio Papa Bergoglio. Tampoco se acredita “que gritara expresiones ofensivas ni que portara cartel alguno”. A pesar de todo esto se condena a la concejala de Ahora Madrid “con base a una suerte de culpa colectiva”, destacan los abogados, y bajo el término de “imputación recíproca” la hacen responsable “de todos los resultados”, fulminando la máxima de que cada uno responde de sus propios actos.
¿Si se extendiera el principio de imputación recíproca veríamos a Esperanza Aguirre responder por Francisco Granados, a Mariano Rajoy por Luis Bárcenas? Parece que no, que si los juzgaran, para ellos primará el principio de culpa individual, como para Héctor Meleiro, el compañero de Rita Maestre en el banquillo que ha quedado absuelto porque no se probó que participara y porque no tiene ningún cargo ni en Podemos ni en Ahora Madrid, aunque esto no venga recogido en la sentencia.
Si la sentencia no tiene desperdicio, la respuesta de la oposición a la decisión de la concejala de continuar en su puesto no se queda atrás. Pércival Manglano, concejal del Partido Popular en el consistorio madrileño y que sólo sabe conjugar el verbo dimitir cuando se refiere a representantes de la oposición, ha salido de inmediato a exigir la dimisión de Maestre por haber sido declarada “culpable de cometer un delito contra los sentimientos religiosos”, mientras la sentencia no explica, dicen los abogados de la concejala madrileña, “ni la participación en los hechos ni que su intención fuera ofender ningún sentimiento religioso”.
Ciudadanos, en su línea de no saber nunca donde están los límites, pone como ejemplo de coherencia –esperemos que no de honradez– la actitud de Eva Borox, la diputada en la Asamblea de Madrid que ha dimitido por su relación con el empresario conseguidor David Manjaliza y la trama Púnica. Vamos, que es lo mismo estar en el lado de la corrupción que en el de la libertad de expresión. No se puede omitir de lo que se trataba en este juicio, ni olvidar que lo que nos hará crecer como sociedad es la reivindicación de un mundo más libre, más solidario, más justo, donde los derechos sean iguales para todas las personas y donde las religiones tengan su espacio en el ámbito de lo privado. Esto es lo que demandaba Rita Maestre en su protesta. Esto es lo que deberíamos exigir cada día.
Acabaremos acostumbrándonos a que la machadiana “España inferior que ora y bosteza” haya llegado a los tribunales de justicia, a que la “Ley Mordaza” se aplique con efecto retroactivo y que las protestas, si son en casa y no hacen mucho ruido se toleren, pero si afecta a un grupo “privilegiado” pueden ser entendidas como vulneración de los derechos humanos que, por supuesto, serán siempre los derechos de los otros.
Las capillas violan la constitución; ¿y la tuna no lo hace?. En mi opinión el mejor análisis del caso Rita Mestre es el de este filosofo ateo y venezolano : Opiniones de Gabriel Andrade: Rita Maestre, la blasfemia, y la propiedad privada... http://opinionesdegabriel.blogspot.com/2016/03/rita-maestre-la-blasfemia-y-la.html?spref=tw
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