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Exhumación de una fosa de represaliados por el franquismo |
“ Se tendrá en cuenta que la
acción ha de ser en extremo violenta para reducir lo antes posible al enemigo,
que es fuerte y bien organizado. Desde
luego, serán encarcelados todos los directivos de los partidos políticos,
sociedades o sindicatos no afectos al movimiento aplicándoles castigos
ejemplares para estrangular los movimientos de rebeldía o huelga”
(instrucción
reservada número 1 del general Emilio Mola)
Es innegable que estas premisas
previas al Golpe de Estado anunciaban claramente las intenciones sanguinarias
de los golpistas para los que no pensasen como ellos.
La aplicación de los bandos de
guerra implantados por los fascistas fue un instrumento de primer orden al
servicio de la represión dando pie a
miles de ejecuciones irregulares. En realidad, el sistema siempre fue el mismo.
Ocupación a sangre y fuego de los territorios y “pacificación” de los mismos a
través de la eliminación física de los considerados no afectos a la causa. En las primeras horas tras las
diferentes ocupaciones de territorios,
pocas esperanzas podían tener de seguir con vida aquellos que empuñaron un arma
para defender la legalidad vigente, así como los dirigentes de las
organizaciones y sindicatos de la izquierda o cargos públicos como concejales ,
presidentes de diputaciones o alcaldes del mismo signo político y en general
todos aquellos que pudieran ser considerados afectos a la República por parte
de los represores.
La justicia al revés. La paradoja llevó a los auténticos rebeldes a
acusar de rebeldes a los que no lo eran.
Bajo esta farsa, asesinaron, encarcelaron o depuraron a infinidad de
españoles.
Es en este periodo inicial de terror, hasta la
implantación de los consejos de guerra, vulgar farsa judicial puesta en funcionamiento
algunos meses después, donde se dieron
la mayoría de los casos de desaparecidos al no consignarse estos crímenes, salvo excepciones, ni en los registros civiles ni en los de los
cementerios. Lamentablemente, estas personas
asesinadas cruelmente siguen poblando nuestros campos ochenta años después sin
que por parte de las autoridades se vislumbre
la adopción de medidas que ponga fin a esta ignominia histórica.
Hasta finales de los años
cuarenta, los fascistas aplicaron el bando de guerra, aunque cierto es que el
periodo de mayor actividad fue en los primeros meses posteriores al golpe de
Estado. Después fue sustituido paulatinamente por los ya citados Consejos de
Guerra. Auxilio a la
rebelión, choque con fuerza
pública o muerto a consecuencia de heridas de guerra, entre otros, son algunos
de los disparates que se esconden detrás de esta represión encubierta realizada
a través del bando de guerra.
La posición de debilidad en que
se veían los sublevados tuvo mucho que ver con esta orgía de terror con que se
desenvolvieron para paralizar o reducir
la reacción natural por parte de los defensores de la República, No obstante,
hay que destacar que a pesar esta sanguinaria represión se produjeron multitud de acciones heroicas
por parte de los que defendían la legalidad. Un buen ejemplo, hay muchos más,
de lo que estoy comentando lo constituye la valerosa defensa de Badajoz los
días 13 y 14 de agosto de treinta y seis. A pesar de la inferioridad numérica y escasez de medios, mandos y organización,
algunos centenares de personas se
enfrentaron a los que ya se sabía que estaban asesinando por allí por donde
pasaban, arriesgando así sus vidas. Sabemos que ya en la primera jornada fueron
muchos los asesinados entre los defensores de Badajoz.
El caso es que no fueron pocos
los rebeldes que consideraron este clima de terror como un instrumento
necesario para ganar la guerra. En este contexto, cabe interpretar las palabras
pronunciadas por el otrora represor de Badajoz y militar al frente de la Columna
de la muerte, Juan Yagüe, en abril del 38 y ya con la guerra casi ganada, cuando pedía que cesaran los fusilamientos. Es
decir, hubo quien interpretó , así se lo
inculcaron en las guerras en el protectorado de Marruecos, que la represión
extrema había que utilizarla sólo mientras durase la guerra o incluso usarla
para poder ganarla.
En cualquier caso, algunas voces
de la familia franquista. se han oído en estos años considerando un error la
continuación de la represión tras acabar la guerra. Uno de los más destacados
en este sentido fue el historiador , Ricardo de la Cierva.
Vaya por delante, que esta
consideración es igualmente errónea. No, esta represión implacable que en
muchos casos no hacia prisioneros no debía haberse producido nunca , ni
siquiera durante la guerra.
Sin embargo, Franco tenía otros planes .
No le bastaba con ganar la guerra. Quiso, además, que por los siglos de
los siglos no quedara nadie en nuestro país dispuesto a defender sus ideas si
estas eran contrarias al incipiente
movimiento nacional. Mucho menos iba a
permitir que se produjeran en el futuro lo que él denominaba movimientos
subversivos. De ahí que considerara que el escarmiento debía ser brutal y
permanecer el tiempo necesario para que no
quedase ni la más remota
posibilidad de que volviese a brotar en nuestro país las idea de una República democrática .
Instrumentos al servicio de la represión para después de la guerra fueron entre otras.
La ley de responsabilidades
políticas, en vigor desde el nueve de febrero de 1939. Una nueva barbaridad
jurídica les llevó a considerar de manera retroactiva el inicio de las
actividades políticas sancionadas por esta nefasta ley, desde el periodo de
octubre de 1934. Es decir, cuando los militares sublevados aún mantenían el
juramento de lealtad a la república a la que servían. Juramento que por cierto
se mantuvo desde el triunfo del Frente Popular hasta el estallido de la
insurrección. Pongo de referencia este periodo porque ya sabemos que este
resultado electoral no lo aceptaron y es cuando deciden declarar la guerra
definitivamente a la II República. Como vemos, este hecho no impidió que
siguiesen en sus puestos cobrando el sueldo y conspirando a la vez baja la
aparente obediencia al régimen legalmente constituido.
Ley para la Represión de la
Masonería y el Comunismo, aprobada el 1 de marzo de 1940, a través de la
creación de un Tribunal Especial para la represión .
Los miles de muertos,
encarcelados, depurados o exiliados de los que fue responsable principal
Francisco Franco, fue la consecuencia de su obsesiva inclinación por mantenerse
en el poder no permitiendo que existiese
la más mínima posibilidad de que tal hecho no se produjese. Incluso, a nivel
interno, también reprimió el menor atisbo de rebelión entre los suyos. La condena a muerte del dirigente falangista,
Manuel Hedilla, contrario a la
unificación con los tradicionalistas, después conmutada por cárcel debido a la mediación de Serrano Suñer, la caída en desgracia del Arzobispo de
Sevilla, Pedro Segura, por sus evidentes y públicos, desencuentros con el dictador, el destierro
dictado contra el destacado falangista Dionisio Ridruejo, o el ordenado contra Juan Yagüe por expresar en
algún momento alguna crítica al régimen son algunos ejemplos de ello. Tampoco
se libraron otros militares de las consecuencias de los considerados actos hostiles al dictador. Ejemplos; Tella, destituido como gobernador
militar de Burgos acusado de participar en una conspiración monárquica. Alfredo
Kindelán, monárquico que defendía que el poder conseguido por Franco debía
terminar tras la guerra y dar paso a Don Juan. Arrestado, su estrella empezó a
declinar después de este episodio, o el Coronel Ansaldo, al que le impuso seis
meses de arresto en Cádiz y que después huyó a Portugal por hechos similares, o
el sanguinario virrey de Andalucía, Queipo de Llano, que fue víctima de un
exilio encubierto en Roma , bajo el aparente cargo de agregado militar en la capital italiana y
estrechamente vigilado por la policía española, debido a sus continuas
divergencias con Franco al que despreciaba.
Claro, que con mucha razón
algunos podrán pensar que ojala hubiera sido este tipo de represión la que
hubieran sufrido los defensores gubernamentales o afectos a la república, en
vez de la despiadada a base de muerte,
cárcel o exilio que les tenía preparada el inmisericorde general.
Por cierto, este último militar
citado, Ansaldo, dejó en su libro, ¿Para qué?, una de las descripciones más desgarradoras
y duras sobre una organización que tuvo
un papel muy activo en las prácticas represivas, Falange Española.
“…. Bárbaras doctrinas fascistas, que por mucho que sean el oropel
filosófico con que se vistan, muestran
siempre, en su fondo, los básicos
sentimientos de crueldad, barbarie, violencia y tiranía que les dieron vida- y
muerte- y que son tan viejos como el anhelo primitivo de imponerse, ya que no
por la razón, por la fuerza a sus
semejantes” ( fuente, Wikipedia)
Que la represión, en sus
diferentes modalidades, durase
hasta finales de los años cuarenta, aunque su etapa más
sanguinaria finalizase después de
acabada la II Guerra Mundial, hecho
producido curiosamente cuando los
aliados pusieron su atención en la posibilidad de pedir cuentas a Franco por su
apoyo a Hitler, nos da una idea de la alocada idea del dictador de eliminar
físicamente a un buen número de españoles. Con ello, pretendió igualmente a
través del terror eliminar igualmente las ideas de una parte importante de la
sociedad.
No obstante, la perdurabilidad de
las ideas democráticas en los españoles se puede considerar uno de los mayores
fracasos del franquismo. Buena prueba de que Franco no consiguió ese objetivo
lo tenemos en el ansia de libertad que se interiorizaba en la mayoría de la
población española y que se plasmó en la masiva participación democrática que
se produjo en los distintos llamamientos a las urnas tras su muerte; aprobación de la ley para la Reforma
Política, Aprobación en referéndum de la Constitución y Elecciones Generales en
junio de 1977.
En estos comicios se produjo un
resultado que evidenciaba que las ideas políticas y la libertad de los
españoles habían estado secuestradas, no muertas, durante aquellos fatídicos y
largos años.
En dichas elecciones el PSOE
obtuvo, 5.229. 460 votos, y 118 escaños,
el PCE, 1.655.704 votos y 18 escaños, Unidad Socialista: PSP-FPS,
799.376 votos, 6 escaños, otras fuerzas
nacionalistas y republicanas consiguieron más de 20 escaños. En cambio, las
organizaciones considerados herederas del franquismo como Falange Española
Auténtica, o Alianza Nacional 18 de
julio, sumaron entre las dos poco más de 100.000 votos y ningún escaño. La
Federación de Alianza Popular , liderada por Manuel Fraga y que por
entonces se podría considerar una
derecha no precisamente moderada y que atrajo parte del voto franquista, obtuvo 1.469.870 votos y 16 escaños. El
triunfo de la UCD, aunque por escaso margen, al obtener 6.220.899. votos y 165
escaños , demostraba que el país había tenido en cuenta los cambios producidos
bajo la presidencia de Adolfo Suárez y
la certeza de que el camino que emprendió
nos llevaba a la democracia.
En síntesis, los españoles mayoritariamente optaron por la libertad y por enterrar
definitivamente a Franco.
Ese fue su mayor fracaso , a
pesar de que ni él ni sus compinches pagaron por los atroces crímenes que se
cometieron tras el fallido golpe de Estado.
ANTONIO ALFONSO HERNÁNDEZ, 23 de
julio de 2016
Cuando opino sobre los casos del castigo que recibieron los que podrían considerarse de disidencia interna, me estoy refiriendo exclusivamente a miembros destacados y conocidos de los sublevados. Por error he incluido a Manuel Hedilla, que este si que sufrió una pena de cárcel de varios años idéntica a la sufrida por miles de partidarios de la República. Por tanto, me refería a algunos casos de arrestos y destierros que se produjeron entre los rebeldes cuando he expresado que algunos pensarán que ojala el castigo infringido a los republicanos hubiera sido el mismo.
ResponderEliminarCierto es que también hubo algunos casos de partidarios de la sublevación que fueron asesinados por los propios sublevados. Tal fue el clima de terror que crearon los rebeldes.
ResponderEliminarConviene recordar que los efectos de los crímenes y demás barbaridades que protagonizaron los fascistas, también los padecieron los familiares de las víctimas. Considerados muchos de ellos desafectos al régimen, sufrieron, persecuciones, vejaciones, palizas y penas de cárcel entre otras cosas.En medio del desamparo más absoluto por parte de las nuevas autoridades que no les reconocía ningún derecho tuvieron que recurrir muchos veces a la caridad de los vecinos.
Además, se llegaron a producir casos en los que los fascistas asesinaron a familiares muy directos en represalia por no haber encontrado en los registros a la persona de la casa que buscaban.
Los golpistas no vencieron al ansia de libertad escondida en los españoles durante el franquismo, pero si se han llevado parte de mi propia historia familiar ya que se ha quedado escondida tras un muro de silencio que creó el terror de los fusilamientos y encarcelamientos iniciales..
ResponderEliminarEse pánico ha hecho que las generaciones posteriores a mi abuelo no podamos conocer que es lo que pasó durante la guerra en nuestra casa ni cuales eran los ideales que defendía porque era un tema tabú que siempre se cerraba antes de abrirlo con la frase "de eso no se puede hablar". En eso, reconozco que nos vencieron, pero sólo en eso.
Un saludo
Ansaldo era un monarquico de extrema derecha que fue expulsado por José Antonio de Falange por oponerse este último a utilizar la violencia contra el movimiento obrero, José Antonio fue rotundamente claro en que bajo ningún concepto los falangistas se convertirían en matones al servicio de los patronos y latifundistas para romper huelgas. Ansaldo en venganza intentó asesinar a José Antonio, posteriorme Ansaldo colaboraria con el racista y ultraderechista PNV para conspirar contra Franco.
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