Aspecto exterior de la desaparecida (gracias al PSOE) plaza de toros de Badajoz durante los años 80. (foto E. Vidarte) |
Antes de continuar con el tema que nos ocupa, quiero hacer un breve inciso, estamos inevitablemente
supeditados a la actualidad, me pregunto, dónde está la coherencia en quien
hace unos años decía que la mayoría de los cronistas coincidían en que en
Badajoz hubo unos mil quinientos muertos a partir del ataque de los
franquistas, y ahora en cambio dice que
muchos de esos cronistas expresaron que no pasaron de quinientos entre muertos
en combate y represaliados . Espero que
se entienda que la mayoría y muchos son
términos incompatibles cuando expresan en distintos momentos ideas
diferentes. Si la mayoría opina de una
forma lo lógico es pensar que el resto
deben ser pocos. Por otra parte, no digo que no exista, pero a
bote pronto no recuerdo ninguna crónica de los periodistas que estuvieron en
Badajoz donde se dijera que el total de
muertes producidas , entre bombardeos, ataque terrestre y represión, fuera inferior a quinientos. Una de dos, o no dieron ninguna cifra o la que dieron fue
claramente superior. Otra cosa bien distinta es que algunos dieran la cifra de 500 pero refiriéndose sólo
a los que murieron defendiendo la ciudad.
¿Equivoca a estas alturas una cosa y la otra?
Me extrañaría.
En este caso, no se trata de una
nueva polémica sobre el número de víctimas, sino de un cambio de posición sobre
cómo interpreta ahora las crónicas después de varios años. Eso sí, no aporta
ningún dato que avale su nueva postura.
También habla de un trabajo que está por hacer. Nosotros nos limitamos a
analizar las crónicas aportadas hasta la fecha en la obra, La matanza de
Badajoz ante los muros de la propaganda de la que es coautor.
Me estoy refiriendo a Moisés
Domínguez , quien recientemente ha manifestado esta y otras cosas en una entrevista radiofónica de la
que se hizo eco nuestro amigo Juan Antonio en la entrada, La ¿gentuza? del Frente Popular. Ocurrió en Radio Intereconomía en el programa
Una hora con la historia, dirigido por Kiko Méndez y el exitoso Pio Moa.
Corría el año 1986, cuando el diario HOY
conmemoraba el 50 aniversario de nuestra guerra con la publicación de un libro en fascículos coleccionables, creo recordar que
se entregaba a diario, La Guerra Civil en Extremadura, 1936-1986, de Juan
García Pérez y Fernando Sánchez Marroyo. Entre los interesantes testimonios
aparecidos en esta obra, hoy quiero referirme a la que proporcionó Agustín
Carande Uribe, jefe local de Falange en aquellos años. Carande, opinó que se
había exagerado el tema de la represión. Reconoce los fusilamientos en la plaza
de toros aunque admite que fueron bastante menos de mil y que ni siquiera
llegaron a cientos,
Independientemente de la
valoración cuantitativa que hace de los fusilamientos en la plaza de toros que
a mí me resulta escasa, lo realmente
destacable es que no tuvo ningún problema en reconocer que allí se fusiló. En este caso, cobra un mayor valor si tenemos
en cuenta que las declaraciones las hizo alguien que estuvo del lado de los
golpistas. ¿Qué interés podía tener en decir una cosa que no se correspondiera
con la realidad de los hechos? Yo creo
que está bastante claro que dijo la verdad.
En cualquier caso, hemos visto
como en aquella época, cuando se publica el libro, todavía no habían aparecido los
mal llamados revisionistas y por tanto no existía aún ninguna corriente, ¿acaso
contracorriente? que pusiera en tela de juicio lo ocurrido en la plaza de
toros.
Ya hemos hablado sobradamente del
importante libro de Francisco Pilo Ortiz, Ellos lo vivieron, autoedición
aparecida en 2001, con posterioridad salió una versión corregida y aumentada
también de indudable interés. En él aparecen dos testimonios fundamentales para
el esclarecimiento de los hechos de la plaza de toros. Uno es el del qyudante del
conductor que trasladó los cadáveres desde el recinto taurino hasta el
cementerio y el otro corresponde a una persona que estuvo preso en dicho lugar.
El primero, de manera muy precisa
y pormenorizada cuenta infinidad de detalles sobre los hechos que le dan una credibilidad
apabullante. Habla de las personas que
ve en la plaza de toros; falangistas, legionarios, guardias civiles…, estos de
pie como en formación, que coincidiría con otros testigos que opinan que los
miembros de este cuerpo formaron parte de los piquetes de ejecución, y sobre
todo, es destacable cómo cuenta el episodio de la incineración que se
produce en el cementerio en la madrugada del 16 de agosto.
El contenido de la crónica
censurada por las autoridades portuguesas al periodista Maria Neves y que
muchos años después la publicó él en su libro, La matanza de Badajoz, coincide
punto por punto con lo que este testigo le contó a Francisco Pilo. Neves habló
con un cura sobre las 4 de la tarde del 16 de agosto en el cementerio, muy probablemente
el mismo que cita el testigo que vio esa noche, el cual le dice al periodista
portugués que han tenido que empezar la incineración de los cuerpos a las 6 de
la mañana de ese día. El muy “piadoso” sacerdote le explica que se lo merecían
y que lo están haciendo por higiene.
Pues bien, este testigo le contó a Pilo que esa jornada en el segundo viaje que realizan al
cementerio ya están quemando los cuerpos
y que parecía como si algunos muertos se quejaran al arder. Teniendo en cuenta
que ese día han comenzado los traslados de cuerpos a las 4 y pico, primer
viaje, parece más que razonable pensar
que la escena que está contando estuviera ocurriendo sobre las 6 de la mañana
aproximadamente.
Es tal la coincidencia de datos
aportados por este testigo presencial , que se nos hace imposible no situarlo
en aquellos momentos en el cementerio.
Por cierto, este hombre le contó
a Pilo para el libro, que en la primera jornada después de realizar el trabajo
en la plaza de toros, le encomendaron la tarea de recoger cadáveres por las
calles de Badajoz para su traslado al cementerio. Terminó a las cuatro de la
tarde y dice que hubo otras personas que al igual que él se encargaron de la
recogida de muertos. Considerando las
palabras de Mario Neves que escribió en una de sus crónicas que el 16 de agosto
a primeras horas de la tarde ya estaban casi todos los cuerpos en el
cementerio, es decir, casi 48 horas después de la entrada de los
fascistas, nos hace pensar que el dato ofrecido en algunas crónicas de
entre 500 y 800 muertos entre los
defensores, sabemos que muchos de ellos
fueron rematados o asesinados tras la rendición, es bastante verosímil.
El otro testigo, contó que estuvo
casi diez días apresado en los toriles del recinto donde vivió en primera
persona, están junto a él, su padre y un hermano, los terribles fusilamientos que
dice se inician al día siguiente de su
apresamiento que fue el 14 de agosto.
Cuenta que son llamados de 20 en veinte por un cabo de la legión para
ser llevados al ruedo donde les esperaba un piquete de ejecución formado por
guardias civiles. Menciona una camioneta chica donde los llevaban, cree que al
cementerio. Luego volvían a llamar a otros veinte y así…..
Expresó que al quinto día , y tres días después, es llamado para que salga al ruedo para ser
fusilado. Sólo la providencia evita su
muerte en ambas ocasiones cuando es
sacado in extremis de tan fatídico lugar.
Hay un dato aportado por este
hombre que resulta revelador. Le habla a Francisco Pilo de un desnivel de
aproximadamente un metro que había en la puerta de entrada a los toriles donde
él se encontraba. Este dato lo confirma el autor aportando incluso una
fotografía donde se aprecia claramente.
Del relato de este hombre se
desprende que durante casi diez días no habrían cesado de producirse asesinatos
en la plaza de toros.
Sabemos que hubo ejecuciones junto a las tapias del cementerio de Badajoz
el 17 de agosto, probablemente fuera en la madrugada del 17 al 18, y en la del 19 al 20, esta última fecha la ha aportado algún
familiar de algunas de las víctimas,
pero eso no quiere decir que no se estuvieran cometiendo asesinatos en
las mismas fechas, e incluso antes y después, en la plaza de toros de Badajoz.
Mi impresión es que durante los
días que estuvo Yagüe en la ciudad, desde el 14
hasta primeras horas de la mañana del 19 de agosto, se estuvo asesinando
en la plaza de toros, en el Campo de San Juan, en los fosos del cuartel de la
Bomba y en otros lugares como fue el cementerio. Después, probablemente el
recinto taurino se convirtiera exclusivamente en lugar de concentración de presos para ser
ejecutados en otros lugares. Se habla del mencionado cementerio, cercanías del
Tiro de Pichón, por el cuartel de Sancha Brava…..
Ahí puede estar la confusión. El
hecho de que durante un tiempo, no sabemos con exactitud cuánto, dicho lugar
fuera sólo de reclusión de presos, no conlleva que con anterioridad no lo fuera también de ejecuciones durante
unos días.
ANTONIO ALFONSO HERNÁNDEZ, 3 de
marzo de 2017
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