La Fundación de Franco, Roberto Muñoz Bolaños, la memoria histórica y Timoteo Mendieta

La web de la fundación Nacional Francisco Franco se hace eco de un artículo de Roberto Muñoz Bolaños, donde se intenta manchar la memoria de Timoteo Mendieta. Para confeccionar el artículo el profesor Bolaños usa, sobre todo, la Causa General y el Archivo Provincial de Guadalajara, expedientes judiciales.

La Causa General  fue una investigación, recogida en 4.000 cajas -hoy accesible por Internet-, iniciada después de la Guerra Civil. En dicha investigación se vierten miles de acusaciones de las cuales los acusados no pudieron jamás defenderse. Algo que en un Estado de derecho sería impensable. Esto no es óbice para que Bolaños haya tirado de semejante atrocidad jurídica para manchar la memoria del padre de Ascensión Mendieta. También usa el informe del juez instructor:

El informe del instructor, capitán de Infantería Pedro Gutiérrez Corcuera, además de recoger su militancia izquierdista, su pertenencia a la UGT y al comité de partidos del FP, insistía en su papel en el asesinato de veinticuatro personas el 15 de octubre de 1936 y de Julio de Castro, y en su participación en la destrucción de objetos sagrados.

Hay que saber que una cosa es el juez que se hace cargo de la instrucción, es decir quien investiga lo que pudo suceder, y otra bien distinta el juez que juzgará los hechos.

En 2011, Gutmaro Gómez Bravo y Jorge Marco editaban el libro La obra del miedo. En el prólogo Julio Aróstegui señalaba que "... la violencia represiva en la España de Franco obedecía  a un plan sistemático y meditado, en la que confluyeron doctrinas e instrumentos procedentes de ámbitos diversos: teológico, jurídico, castrense. Desde la violencia justiciera a la pena redentora". La justicia de Franco no fue justa, y por no ser, no fue ni justicia. Veamos algún caso:

Concepción Villa Costanti y Rafael Correa Correa denunciaron a su vecina Luisa Pérez Salas (...), el 3 de marzo de 1937 (...). Concepción era viuda, aunque no se señalan las causas de la muerte de su marido. Rafael Correa, en cambio, si declara que fue cautivo por los rojos durante unos meses, aunque luego fue liberado por las propias autoridades republicanas. Ambos podían formar parte de la comunidad de la muerte y dieron el salto, con una simple denuncia a la comunidad del castigo. En su denuncia ambos señalaron que habían escuchado decir a Luisa Pérez en varias ocasiones "que había que matar a todos los derechistas". también era asidua a todos los fusilamientos, y al regresar a Motril describía con entusiasmo las posiciones en que habían quedado los cadáveres. A las "mujeres de orden" que hacían cola en la panadería les gritaba no pasarán. piensan que era simpatizante del PSOE y que hizo propaganda del Frente Popular (...). El juez instructor ante los hechos denunciados, vinculó directamente los hechos denunciados con los crímenes colectivos (...)

 Tales hechos, como establece la sentencia, incurrirían en un delito de rebelión militar, y Luisa Pérez salas fue condenada a pena de muerte, ejecutada el 10 de mayo de 1937, dos meses después de la presentación de la denuncia. Éste era el procedimiento habitual donde los rumores, los mecanismos de cohesión social y la persecución del enemigo se integraban en una dinámica común. La obra del miedo. Págs: 199 y 200.

Luisa Pérez Salas fue asesinada por el delito de rebelión, aunque no se le achacaban delitos de sangre. A Timoteo Mendieta, como escribe Bolaños, el juez instructor "insistía en su papel en el asesinato de veinticuatro personas el 15 de octubre de 1936 y de Julio de Castro".

Bolaños explica que "El tribunal aceptó la acusación del fiscal –aunque en la sentencia no recogió su participación en el asesinato de Julio de Castro–, condenándole a muerte. Tras el enterado del general Franco, fue fusilado el 15 de noviembre de 1939; siendo enterrado al día siguiente en la fosa número uno del cementerio de Guadalajara".

Sorprendentemente la sentencia no recoge ningún asesinato:

Se le condena por "delito de adhesión a la rebelión con la concurrencia de las circunstancias agravantes de perversidad social y daños causados al Estado y particulares". en la sentencia no se le relaciona con ningún asesinato -pese a que el juez instructor y la fiscalía hacían incapié en ello-, para el caso era los mismo: el paredón.

Para Gutmaro Gómez Bravo y Jorge Marco los presos "eran víctimas por triplicado: eran condenados por unos jueces y juzgados que en realidad no eran más que un simulacro de justicia, eran recibidos en unas prisiones saturadas, y por último, sus guardianes, los hombres que debían vigilar su disciplina, habían sido seleccionados entre aquellos que más odio y rencor pudieran albergar contra su persona" (pag. 210).

La pena que tuvo que padecer Ascensión Mendieta, a parte de la irreparable pérdida de su padre, es que a sus deudos no se les permitió enterrar a Timoteo Mendieta. No ha sido hasta 2018 cuando Ascensión Mendieta pudo recuperar los restos de su padre. Una verdadera vergüenza democrática.

Ahora el profesor Roberto Muñoz Bolaños trata de hacernos creer que los juicios de la República eran una farsa y que, por el contrario, los golpistas eran pulcros con sus enjuiciamientos.

No es de extrañar que la FNFF le de cancha a un artículo tan manipulador como el que traemos a colación. Lo grave es que Bolaños no es un pseudohistoriador, hace poco escribió un librito exonerando de culpas a Franco por el bombardeo de Gernika. Afortunadamente Xavier Irujo ha publicado una excelente obra que desmiente con efectividad las tesis de Roberto Muñoz Bolaños.

Pero Bolaños no está solo. Estanley G. Payne también ha aparecido alguna que otra vez por las páginas de la web de la FNFF:

No puedo resistirme al refranero español: "Dios los crea y ellos se juntan".