En la presentación del libro vimos a Bouché, al vicepresidente segundo del Senado, Joan Lerma (PSOE), y a Andrés Trapiello. Rescato parte de la intervención de Trapiello, por lo patética que resultó su disertación. Como es costumbre en él: falsaria y demagógica.
Trapiello dice de Campoamor que fue "una de las parlamentarias más importantes de la democracia española... de todos los tiempos". Claro que fue una de las parlamentarias más importantes. Solo hubo tres en su época: Victoria Kent, Margarita Nelken y Clara Campoamor, las tres igual de relevantes, y las tres con interses diferentes.
La diputada Campoamor durante el reinado de Alfonso XIII se afilió al partido de Azaña, Acción Republicana (izquierda burguesa). Con la llegada de la II República se cambió al Partido Radical Republicano (derecha burguesa), de Alejandro Lerroux. Desde esta posición logró introducir el sufragio femenino. En las elecciones de 1933, las primera donde votaba la mujer (hasta entonces eran elegibles pero no podían elegir), paradójicamente perdió su escaño,. ¿le dieron las mujeres la espalda? En 1935 se decide abandonar el partido Radical Republicano, con el que perdió el escaño y según Luis Español bouché, Clara Campoamor "En julio le plantea a Casares Quiroga ingresar en la izquierda Republicana" de Manuel Azaña, pero tres meses después su solicitud es rechazada. Clara Campoamor no tuvo remilgos en dar tumbos ideológicos, o al menos se cambiaba de chaqueta con suma facilidad. No es de extrañar que Azaña no quisiera saber nada de ella. sin embargo juzgar aquella actitud con los ojos de hoy es una anacronismo.
Afirma el Sr. Trapiello que a Campoamor la "expulsaron del parlamentareismo español". Lo que le ocurrió a la diputada del partido de Lerroux, es que según el juego democrático por la que ella había apostado, perdió su escaño en el parlamento republicano. Si dimitió de su partido y despues se quiso pasar la izquierda azañista, y no lo logró, no significa que la expulsaran del parlamentarismo español, sino que no le salió bien la jugada chaquetera.
Seguidamente, como no podía ser de otra forma, Andrés Trapiello se refiere a Chaves Nogales para informar al público asistente a la presentación del libro, que existe una obra de Chaves Nogales que es clave para saber "que pasó los primeros meses de la Guerra Civil española en Madrid". Trapiello se refiere a la novela A sangre y fuego. Un servidor la ha leído y les puede asegurar que es una novela insuficiente para saber lo que ocurrió en Madrid. Según Trapiello ya no hacen falta historiadores, con acudir a las memorias de algunos protagonistas (que como es obvio son muy sesgadas) es suficiente. Son patéticos algunos novelistas. Manuel Chaves Nogales no ostentó círculos de poder, Solo pudo ver los efectos directos de la represión en la retaguardia madrileña y poco más. Pero para saber lo que pasó en Madrid hasta que el periodista se exilió, y después, se necesita profundizar en la documentación existente y en la aportación de muchas más memorias de protagonistas de aquella época. Quedarse solo con Campoamor y Chaves Nogales es muy pobre.
Dice Trapiello que la "tercera España fue barrida del mapa por las otras dos". Esto tampoco es así, pero si obviamos como se produjo la Guerra Civil, El relato de Trapiello hasta parece verosímil. Lo que ocurrió es que desde el primer día de la proclamación de la II República, hubo una conspiración monárquica y ultracatólica para acabar con la democracia republicana. Los alfonsinos contactaron con Mussolini (hasta el propio José Antonio Primo de Rivera fue financiado por la Italia fascista), para derrocar el régimen republicano. Cuando dieron el golpe de estado y posteriormente estalló la Guerra Civil, no hubo ni dos, ni tres Españas. Hubo una sola, la del gobierno de la II República y un grupo de faccinerosos y fascistas que trataron de eliminar el resultado de las unnas de febrero de 1936. Que Campoamor o Chaves Nogales decidieran salir pitando de España, pues yo no seré el que lo critique, pero la obligación de todo patriota es defender al Gobierno legalmente constituido. Zelenski no deja salir a ningún varón en edad militar para que defiendan el Gobierno y el Estado de Ucrania.
La interpretación de Andrés Trapiello sobre lo ocurrido a Nogales y Campoamor es que esas dos Españas trataron de anular las obras y el ejemplo de esa tercera España. Y esto tampoco es así: durante los tres años de la Guerra Civil no estaban en la retaguardia republicana como para hacerse eco de los libros publicados por Nogales y Campoamor, libros con los que podrían mejorar su calidad de vida en el extranjero. Según Trapiello, el libro de Campoamor se publico en Francia en el año 38, "y pasan casi sesenta años los que españa se permite el lujode prescindir del testimonio, acaso, desde luego de ningún parlamentario más importante como es clara Campoamor". Trapiello se pregunta que por qué en España, no solo durante la guerra, sino durante la dictadura y durante "casi 30 años de democracia" hemos ignorado a Campoamor y a Nogales o a otros autores de esta tercera España en la que parece ser que milita Trapiello.
Durante la guerra era obvio. Había cosas más importantes en la que pensar. Durante la dictadura franquista es obvio tam,bién: todo lo que no fuera loas al Movimiento Nacional estaba prohibido, y después de la muerte del dictador también es obvio, hubo una manto de silencio de lo ocurrido durante la II República. Él, que ha estado en una Comisión de la memoria histórica en Madrid debiera de saberlo. y si la historiografía contemporánea no le ha suministrado el caso que le hace él, tal vez sea porque su testimonio no sea de los más importantes, porque hubo muchos otros actores que influenciaron mucho más que Campoamor. No olvidemos que solo tuvo un escaño durante dos años y en la Guerra Civil desaparecióó de España. De todas formas, mal que le pesa a Trapiello, de siempre hemos sabido de Campoamor, que fue quien consiguió el sufragio femenino universal, y esto fue gracias al teson de la duputada del Partido Radical Republicano y a la democracia de la II República.
Para Trapiello, "a ella se le debe le voto femenino". Muy bien por Campoamor, pero añade Trapiello que ese voto se consigiuió con la oposición de la izquierda, Algo que no llega a comprender: "A duras penas saca Clara Campoamor la moción del voto (...), con la oposición de Margarita Nelken o Victoria Kent y el desprecio de Añaña. Dice Trapiello que "el argumento era bastante preregrino". Se creía, tanto por la derecha como por la izquierda, que la mujer votaría a la derecha azuzada por el confesor. A posteriori y en el siglo XXI, claro que es un argumento peregrino y hastas absurdo, pero en los años 30 del siglo XX se pensaba de aquella forma. Trapiello no es historiadore y tira de anacronismos para enjuiciar el pasado. Lamentable.
Lo que no dice Andrés Trapiello, es que a pesar que la izquierda no quería (todavía) el voto de la mujer, fueron los diputados del PSOE, que rompiendo la disciplina de voto, consiguieron sacar adelante la moción de clara Campoamor...
... Tan sólo hay que ir al Diario de sesiones de aquel 1 de octubre de 1931 para ver que el sufragio femenino fue aprobado, entre otros, gracias a los 84 diputados del PSOE. Del resultado final: 161 votos a favor y 121 en contra, el 52% de los votos afirmativos eran socialistas. Ninguno de los diputados socialistas votó en contra mientras el grueso del Partido Republicano Radical (PRR), al que pertenecía Clara Campoamor, votó en contra del sufragio femenino.
Dos meses después, el 1 de diciembre, dos diputados (Matías Peñalba y Victoria Kent) presentaron una enmienda para la modificación del artículo sobre el sufragio femenino proponiendo que este se retrasase hasta la celebración previa de dos elecciones municipales. La enmienda fue rechazada por 131 votos frente a 127. De los 131 votos en contra de la enmienda, 74 diputados eran del PSOE. Es decir, los socialistas representaron el 56% de los diputados que rechazaron retrasar el sufragio femenino. Tan sólo un diputado socialista votó a favor de la enmienda. CTXT...👈
Clara Campoamor era una burguesa (como Andrés Trapiello) que no le hizo ascos a la derecha republicana y a la izquierda azañista. Su opinión por su nivel social era el de una burguesa de la época. Achacaba la represión republicana durante la Guerra civil a "una chusma rencorosa y envenenada por una odiosa propaganda de clase". La culpa de ese odio era, según Campoamor, de socialistas, comunistas y anarquistas, o sea de los revolucionarios, y no de la burguesía y de los caciques que explotaban sin miramientos a la clase obrera. La revolución de Asturias produjo una desmedida y dura represión. Claro que había rencor, pero un rencor venía de atrás, de mucho atrás y no fue consecuencia de los discursos mitineros de la izquierda revolucionaria. Alfonso XIII reprimió el anarquismo. A la Iglesia se la veía como la principal organización de las derechas y de las oligarquía económicas y políticas. claro que había rencor, pero no por el motivo que esgrimía Campoamor.
Totalmente de acuerdo.
ResponderEliminar