¿Por culpa del PP y Vox volveremos a Perpiñán a ver cine prohibido? Si votamos bien no

 

"En 1973 los periódicos franceses se hicieron eco de una curiosa noticia. En Perpignan, una ciudad de menos de noventa mil habitantes, cercana a la frontera con España, ciento diez mil personas habían visto una misma película entre los meses de enero y junio. El film se titulaba “El último tango en París” y llegó a proyectarse con subtítulos en castellano en varios cines de la ciudad. Obviamente, la mayor parte de esos ciento diez mil espectadores eran españoles que cruzaban la frontera atraídos por los comentarios sobre el erotismo de algunas de sus escenas" (SER...👈). Este es uno de los ejemplos del atraso al que nos sometió la dictadura de Franco. 

Era 1973 (faltaban dos años para la muerte de Franco) y el franquismo seguía tratando a los españoles como menores de edad dentro de un país mojigato y beato. Todavía me acuerdo del NO-DO (la propaganda del régimen) cuando mi madre me llevaba a ver las películas de Manolo Escobar. Si querías abortar, leer historiografía de la Guerra Civil sin censura, o ver cine sin restricciones, tenías que cruzar los Pirineos (en Portugal estaban igual que nosotros). El régimen de Franco fue nocivo hasta su final, incluyendo los años de la transición. La transición fue un camino tortuoso que acabó bien, pero no todo lo bien que muchos hubiéramos querido.

¿Volveremos a aquellos tiempos? A corto plazo no, pero todo depende del avance de la extrema derecha en el resto de Europa. Porque el caso es que "En tan solo unos días, tres formaciones de extrema derecha han conseguido representación parlamentaria en Grecia, mientras que AfD lidera su primer condado en Alemania". (Público.es...👈). Si Alemania, país que rindió cuentas con su pasado nazi y en las escuelas se ha enseñado aquel turbio pasado; y además su constitución es antifascista, partidos de extrema derecha como Alternativa para Alemania (AfD) alcanzan máximos históricos en las encuestas de opinión, y el último resultado se produce apenas una semana después de que ganaran sus primeras elecciones de distrito, esto significa que estamos viviendo una ola reaccionaria que de seguir así, nos podrán retrotraer a la Europa de entreguerras. Donde las democracias desaparecieron bajo las botas del fascismo y el nazismo.

Es las últimas elecciones municipales y autonómicas, el mapa se ha vuelto a teñir de azul, pero esto vez no de azul cielo pepero, sino de azul mahón tipo Falange por el influjo de Vox. En un pueblecito de Cantabria de 13.700 habitantes, Santa Cruz de Bezana, el PP y Vox que gobiernan en coalición, han prohibido la exhibición de una película de animación infantil de Pixar-Disney, Lightyear, porque durante dos segundos dos mujeres se dan un beso. Acción que si no te fijas mucho hasta te pasa desapercibida. Ahora no tenemos que ir a Perpiñán, porque en Internet, o en cualquier plataforma de pago se puede ver tan inocente película. Pero es una prueba de lo que sucederá cuando la extrema derecha asalte la Unión Europea, y los fascistas de Vox sigan ascendiendo en el solar patrio.

Por todo esto, ahora más que nunca es imprescindible ir a las urnas a votar para parar a la extrema derecha. Quedarse en casa el 23J será legítimo en una democracia liberal y no militante como la española, pero después los abstencionistas (o abstencionarios que dirían los trevijanistas), no se podrán quejar si empezamos a ver otra vez España en blanco y negro, la España de la charanga y la pandereta, de cerrado y sacristía que lamentaba el gran Antonio Machado. El gran poeta español que murió enfermo en Francia (Colliure) huyendo de los fascistas, los mismos fascistas que hoy están entrando por las puertas que les brinda la democracia liberal.