El Golpe de Estado de 1936, que encumbró a Francisco Franco durante 40 años a un poder omnímodo, se realizó en un principio al grito de ¡Viva la República!, según consta y puede leerse en la infinidad de bandos de guerra y proclamas fechados entre el 18 y 20 de julio. A dos años de la Guerra Civil, ese ¡Viva la República! primigenio era todo un fósil molesto. El Golpe de Estado vino a hacer desaparecer, con un alto coste humano, a la II República dotada de una legalidad e ilegitimidad demostradamente indiscutibles.
La bandera tradicional (la roja y amarilla) con un nuevo escudo que representaba la dictadura franquista, marcó los designios de los españoles durante un periodo largo, oscuro y excluyente. A la muerte del autócrata, la dictadura vería su fin de la mejor forma posible para sus acólitos y torturadores. Una ley, prácticamente de punto y final, que se creó, en un principio, para sacar a los antifranquistas de las cárceles, dejaría todo atado y bien atado.
La inmodélica Transición se realizó, irremediablemente, de la mejor forma para el séquito tardofranquista y tras, otro reguero de sangre, la Transición se realizó con ¡éxito!
Lo que se conoce como el harakiri de las Cortes Franquistas, no es más que una perversión del lenguaje. Se trataba de seguir donde siempre: y siguieron donde siempre; pero esta vez ejerciendo de demócratas. Cuando alguien se realiza el harakiri las consecuencias son funestas. Las Cortes Franquistas desaparecieron sí, pero los franquistas no. La única salvedad, es que con la Ley de la Reforma Política se le daba la bienvenida a ciertas fuerzas de izquierdas, PSOE y PC.
El nuevo PSOE de Surennes, se olvidaba de su pasado republicano. Felipe González que provenía del socialismo cristiano no quiso saber nada de la II República,-tal vez forzado por la situación -ruido de sables-, o tal vez por puro pragmatismo, o porque la II República le quedaba muy lejos-. Las fuerzas comunistas volvieron con sus banderas rojas, por supuesto, pero tampoco se olvidaron de la tricolor. Carrillo sí se olvidó o le obligaron a ello. Como tantas otras veces a lo largo de la historia, unos pocos, imponían su voluntad a la ciudadanía. Se entiende que fuera así al principio, pero solo al principio.
Y de esos barros estos lodos: volvimos a la marcha granadera y a la bandera roja y amarilla de la peor forma posible, el coste fueron 500.000 muertos y el exilio interno y externo de la izquierda. El consenso de la Transición se hizo desde arriba, por eso el rechazo a la bandera y al himno tradicional ha sido claro durante todos estos años, la bandera solo es aceptada de forma masiva en los actos deportivos.
La derecha, la ultramontana y la democrática, se siente a gusto con esa bandera roja y amarilla. En las pocas manifestaciones que organizan -nunca en defensa de los derechos sociales-, contra el aborto, el matrimonio homosexual, y demás integrismos, vemos como ondean la bandera nacional con total orgullo. Todo lo contrario ocurre en las manifestaciones de la izquierda que se convocan para acabar con las privatizaciones de la Sanidad; el 15M; en defensa de la educación pública o contra la violencia machista: ni una mísera bandera nacional.
Por eso le damos torra la razón al profesor Juan Torres López:
Por mucho que el "socialista" Sánchez-Castejón se envuelva en un enorme bandera roja y amarilla, el problema no desaparece. La bandera nacional produce rechazo en parte de la izquierda y no solo entre sus líderes. Se podrá pensar que es una minoritaria izquierda la que no ve con buenos ojos el rojo y amarillo como símbolo patrio. No se, en mi retina están grabadas esas multitudinarias manifestaciones de gente de izquierdas donde el rojo y amarillo brilla por su ausencia.
«... la II República dotada de una legalidad e ilegitimidad demostradamente indiscutibles ...»
ResponderEliminarY sí, sí; la bandera roja y amarilla y roja otra vez (con perdón) no la abrazan con entusiasmo las gentes de izquierdas. Y es comprensible —quizás—. El buen izquierdista, el izquierdista "puro" donde los haya, tiene un poquito de ácrata y otro poquito de internacionalista. de lo de ¡Abajo las fronteras y aquello de toda bandera no es nada más que un trapo de vivos colores al que no se merece rendir respeto y pleitesía.
Y luego ya, entroncado con todo eso está eso de LA PATRIA. ¡¡¡Ahhhh, la Patria!!! Para algunos, entre los que me sumo, eso de 'patria' es sinónimo de "cortijo"; de "dehesa". Un cortijo en donde una rica familia es propietaria de mucha, mucha; toda una gran extensión de terreno, en donde se emplean a unos gañanes, pastores y hortelanos rebañados de todos los míseros pueblitos de los alrededores, en donde hay algunos "capataces" y "perros de dehesa" que ladran, muerden, delatan y reprimen a los jornaleros que piden mejoras o reclaman sus derechos.
(entiéndaseme entre líneas el símil patria=cortijo)
Hasta luego.....
Pues a los 4 presidentes de la efimera primera república española los enterraron con la bandera vigente (pero el escudo sin corona). Por cierto, durante la revolución francesa de 1848 los socialistas franceses quisieron sustituir la bandera tricolor por la bandera roja comunista, lo mismo ocurrió en la Comuna de 1870 pero despues de la derrota de la Comuna los socialistas se dieron cuenta que cambiar la bandera nacional por motivos políticos era contraprudente y guerracivilista y aceptaron la bandera. La izquierda española a tomar ejemplo ; Mélenchon el candidato de la izquierda radical para Francia: “Francia es una e indivisible”.
ResponderEliminarCambiar los colores de una bandera no es GUERRACIVILISTA, querido alfonso. La tricolor republicana, se cambió lo mismo que se cambiaban leyes y se hacían reformas para modernizar el país. Que coincidirás conmigo estaba muy atrasado.
ResponderEliminarLo que es guerracivilista es cambiar el color de una bandera, precisamente gracias a una guerra civil.
Pedro Sánchez también apuesta por la unidad de España. Por eso creo que votarás al PSOE estas próximas elecciones
http://www.europapress.es/nacional/noticia-pedro-sanchez-psoe-defiende-unidad-espana-todo-pais-tambien-cataluna-20150713140456.html