martes, 4 de diciembre de 2018

Artículo de Francisco Espinosa Maestre

Franco, Queipo, la Iglesia… y la España soñada



Lo que se espera de un Estado supuestamente aconfesional es que actúe en consecuencia. Para empezar convendría revisar el Concordato

La Iglesia, al igual que la derecha española, nunca ha roto amarras con el franquismo ni ha hecho examen de conciencia por su papel clave en la consolidación del golpe militar, al que con su apoyo dio carácter de cruzada. Tiempo después, el modelo de transición le permitió pasar de la dictadura a la democracia sin más coste que algún pequeño gesto para demostrar que, pese a haber sido soporte fundamental del régimen surgido del golpe militar de 18 de julio de 1936, ya no se encontraba en esa onda. Estos efluvios renovadores le duraron lo suficiente como para asegurar su posición en el nuevo orden, en el que consiguieron consolidar su situación de privilegio. Su evolución desde entonces la conocemos y la padecemos por su constante injerencia en la vida pública española a través de los presidentes de la Conferencia Episcopal y de algunos obispos y cardenales de todos conocidos por sus reaccionarias cuando no estrafalarias declaraciones.

Dada su estrecha relación con el fascismo español, la Iglesia nunca ha tenido problema alguno en dar cobijo durante décadas a criminales de guerra como Franco o Queipo, entre otros, a los que la autoridad eclesiástica considera simples cristianos que murieron en la fe. Se insiste una y otra vez en que hechos como que, a día de hoy, el dictador disfrute de un mausoleo faraónico cercano a Madrid o que los restos de un genocida como Queipo permanezcan en una basílica en Sevilla serían impensables en países europeos como, por ejemplo, Alemania. Y al hacer esto se olvida una y otra vez el hecho fundamental de que, a diferencia de Alemania, nuestro fascismo primigenio se perpetuó durante varias décadas adornándose con nuevos trajes que fueron variando según las circunstancias hasta conseguir controlar el proceso de salida al modo gatopardesco. Debía cambiar todo para que lo fundamental permaneciera y dentro de “lo fundamental” estaba la Iglesia, cuya directa implicación en el control político social e ideológico de la sociedad española no le pasó factura alguna. Hay que tener en cuenta que en los cientos de miles de consejos de guerra celebrados en España durante años, no podían faltar cuatro informes, que eran los del comandante de puesto de la Guardia Civil, el alcalde, el jefe de Falange y el párroco, y que los de estos últimos no brillaron precisamente por inspirarse en el mensaje evangélico.

En el caso de Queipo hace ya tiempo que desde el movimiento pro memoria se viene insistiendo en que sus restos salgan de la nave principal de la basílica que lo albergó tras su muerte en 1951. Lo que se consiguió con ello fue un lavado de cara que consistió en realizar dos cambios en la lápida: donde se leía “Excelentísimo Sr. Teniente General” pasó a leerse “Hermano Mayor Honorario” y la fecha clave de “18 de julio de 1936” se tapó con el símbolo de la Hermandad. En el caso de Franco ha sido el Gobierno, con escasa reflexión previa sobre las dificultades que podían surgir –el contencioso entre el ejecutivo, la familia y la Iglesia roza el esperpento–, el que ha planteado que había que sacarlo del Valle de los Caídos. Las diferencias entre ambos lugares son muchas pero el factor común es que los dos se encuentran en recintos eclesiásticos. Se parecerán más en el caso de que Franco acabe en la Almudena. Leer más en CTXT...



2 comentarios:

  1. Un ateo anticristianos como Espinosa sermoneando a las víctimas de la peor persecución religiosa no renegar suficientemente del hombre que la salvó de sus verdugos y castigó a los perseguidores. En fin, y luego nos echamos a la cabeza por el éxito de Vox. Pol Ginés A ver: las misas por difuntos se hacen por una razón: para ayudar al alma del difunto, que no es santo, a salir del purgatorio, donde se está purificando de sus pecados.

    Excepto personajes excomulgados específicamente, cualquiera puede pedir a cualquier cura misas por un difunto. Hay misas por dictadores comunistas de izquierdas que persiguieron a los católicos como Jaruzelski en Polonia o Janos Kádar, en Hungría... lo que pasa es que nadie se siente agradecido a esos tipos (aunque se confesraon antes d emorir).

    También hay misas por la Pasionaria, una líder de uno de los bandos asesinos de la guerra civil. Pero se confesó, murió católica, y cualquiera puede encargar misas por ella.

    Las misas no COMMEMORAN. Solo piden por el alma del difunto, que si fue malo lo necesita más. La Iglesia existe para eso: para salvar a los malos. Las misas por bautizados no se pueden negar (excepto los públicamente excomulgados).

    Si uno deja muchos fans detrás (o gente muy compasiva) le encargarán más misas. Los párrocos o obispos no pueden negarse a esas oraciones: no se niegan con Kádar y Jaruzelski, no lo van a hacer con Franco, que sería un tipo más o menos tirano, pero que era católico.

    Además, frenó una matanza de clero como no se ha visto nunca (excepto en la URSS), con unos 10.000 clérigos asesinados en apenas 3 años (el 80% en diócesis como Barbastro).

    Por último, podemos señalar que -si no me equivoco- solo se pueden ofrecer misas públicamente (con mención del nombre por parte del sacerdote) por el alma de los católicos fallecidos, pero que cuando uno va a comulgar puede ofrecer su comunión por cualquier ateo, pagano o persona, por alejada que esté de la Iglesia.

    Y que también se le permite al católico rezar por la salvación de cualquier difunto, por malísimo, ateísimo, perseguidor o pervertido que fuese. La Iglesia siempre anima a orar por los difuntos.

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  2. Puedes ofrecer cualquier misa a la que vayas por quien quieras. Rezar por quien nos dé la gana, no hace falta el permiso de nadie que ya nos lo dio Jesucristo. Antes no se podía leer la Biblia (¡¡qué cosas Señor!!.
    Con mención del nombre y como no te piden explicaciones, pues yo lo pediría por quien quiera, católico o no, pagas y ....el día en cuestión vas a esa misa.
    No creo que a Dios le importe si era católico o no, teniendo en cuenta su paso por este planeta.
    Si vale mucho, regular, poco o nada...pues, El verá. En todo caso dijo que le pidieramos, pues ahí está. Lo que no creo es que se deba pedir con odio o resentimiento a otros seres humanos, ni hacer exaltaciones políticas en este "territorio". Aunque la política esté en nuestras vidas.
    Donde estemos después está en sus manos, lo que hacemos aquí está en las nuestras, este es el principio y nosotros decidimos que dirección tomar.
    El Antiguo Testamente está superado: ni estatuas de sal, ni inundaciones adrede....,etcetc.
    Paz y Bien

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