Recientemente ha llegado a mis manos el interesante y documentado trabajo de Carlos Fonseca titulado Trece Rosas rojas y la rosa 14. Recomiendo su lectura. En él se describe paso a paso y con gran profusión de datos el terrible sufrimiento que padecieron estas chicas y muchas personas más en el Madrid de finales de la guerra. La ciudad al igual que otros tantos lugares, se convirtió en un lugar donde el peligro acechaba prácticamente en cada esquina ya que se producían delaciones constantemente. Como podemos ver, la represión más dura seguía siendo la seña de identidad más característica del franquismo aún cuando ya hubiera finalizado la horrible lucha fratricida que asoló España durante casi tres años.
La represión no necesitó de ningún motivo aparente que
justificara la violencia extrema que utilizaron aunque los verdugos en su
momento y en la actualidad sus seguidores, no han dejado nunca de tratar de justificar
sus monstruosas acciones. Si en Badajoz asesinaron en torno a 4000 personas
durante los primeros meses, fue porque no podían dejar un número elevado de
prisioneros a sus espaldas que pudieran causarles problemas en el futuro,
decían y dicen algunos, aún ahora. Si hicieron otro tanto de lo mismo en
Granada, en esta ocasión lo tuvieron que hacer porque la ciudad andaluza estaba
sitiada por fuerzas gubernamentales y había que defenderse implantando la violencia más extrema para tratar de
disuadirlos de que no debían continuar con los bombardeos, decían y dicen
algunos, aún ahora.
En este sentido resulta
espeluznante la terrible historia que le contó el médico personal de José
Valdés Guzmán, gobernador civil de Granada en agosto de 1936 y que fue una
pieza esencial en la represión
franquista que se desató en dicha ciudad, al periodista Eduardo Molina Fajardo y que aparece en su
libro, Los últimos días de García Lorca.
Le dijo que al enterarse que una persona que él conocía estaba en la
lista para ser fusilada esa misma noche, se acercó al despacho de Valdés para
pedirle que hombre, a ver si podía evitar ese fusilamiento. La respuesta fue inmediata. Si, vale, sin
ningún problema, pero eso sí, tiene
usted que añadir un nombre nuevo en la lista.
Lógicamente, el doctor no pudo
salvar la vida de aquella persona pues no accedió a tan macabro
ofrecimiento y salió del despacho todo lo indignado que nos
podamos imaginar.
Como podemos ver, la represión como método de terror,
amedrantamiento y paralización de los que ellos consideraban sus
adversarios, se aproxima mucho más a lo
que pudo ser la realidad de los detestables crímenes que cometieron. No podemos
tener ninguna duda de que Badajoz sin apenas prisioneros tras la cruenta
batalla y una Granada no sitiada por los
seguidores de la república no hubiera evitado ni mucho menos que los asesinatos
hubieran sido de igual modo muy numerosos como lo acredita la experiencia de
otros muchos lugares donde no hubo acciones violentas previas a la entrada de los
golpistas que pudieran justificar la represión
que vino después.
No olvidemos que Emilio Mola en
las instrucciones que les manda a los generales compinches para la acción
golpista no deja lugar a la duda. Deben emplearse con la violencia más extrema.
El caso de las conocidas como
trece rosas, en realidad luego veremos que fueron catorce, entra perfectamente
en el terrero de lo que he expuesto más arriba tratándose en realidad de una
acción criminal como método ejemplarizante
y de escarmiento para quienes en el futuro pudieran abrigar ciertos deseos de
combatirlos.
Así fueron los hechos. Estas chicas al igual que decenas de personas
que fueron asesinadas el 5 de agosto de 1939 llevaban varios meses en la
prisión de Ventas por pertenecer algunas de
ellas, no todas, a las Juventudes Socialistas Unificadas, organización
que el franquismo consideraba que estaba detrás de cierto movimientos de resistencia.
Lo cierto y verdad es que no
había hasta ese momento ninguna causa concreta contra ninguna de ellas y mucho
menos las podían acusar de ningún delito de sangre. ¿ Cuál fue la razón que aceleró el trágico final de estas personas? Pues
fue el atentado que se produjo el 27 de julio de 1939 en las
proximidades de Talavera la Reina en la que perdieron la vida el
comandante franquista ,Isaac Gabáldon
Izurzún, su hija Pilar de 16 años y el conductor José Luis Diez Madrigal de 23
años.
De estos execrables asesinatos
los jueces franquistas culparon a
miembros de las JSU, quienes tras ser apresados fueron sometidos a un Consejo
de Guerra y fusilados en fechas posteriores a las 13 rosas.
Es decir, la causa por la que
fueron procesadas y condenadas a muerte no guarda ninguna relación con el
atentado aunque se utilizó el mismo para acelerar el proceso que las llevó a
ellas y otras muchas personas a la
muerte sólo algunos días después. Observemos la celeridad con la que actuaron
los represores. El 27 de julio se comete el atentado, el 4 de agosto las
procesan y el 5 los fusilan en las tapias del cementerio. De hecho, ellas
fueron condenadas por adhesión a la rebelión.
Ya lo hemos expresado muchas veces. La justicia al revés que diría
Serraño Suñer. Los rebeldes
acusando de rebeldía a los que se mantuvieron
leales.
Por tanto, no podemos tener
ninguna seguridad de que estas chicas no hubieran acabado finalmente asesinadas
aún cuando no se hubiera producido el atentado que hemos comentado. Es cierto
que es algo que nunca lo sabremos.
La feroz represión no iba a
pararse el 5 de agosto. En fechas
posteriores siguieron asesinando para dejar muy claro que no iban a
consentir ni la más mínimo resistencia.
Como pidió por carta una de
ellas, que sus nombres y los de todas las víctimas del franquismo no se olviden
nunca.
LAS 14 ROSAS
CARMEN BARRERO AGUADO
MARTINA BARROSO GARCÍA
BLANCA BRISAC VÁZQUEZ
PILAR BUENO IBÁÑEZ
JULIA CONESA CONESA
ADELINA GARCÍA CASILLAS
ELENA GIL OLAYA
VIRTUDES GONZÁLE Z GARCÍA
ANA LÓPEZ GALLEGO
JOAQUINA LÓPEZ LAFFITE
DIONISIA MANZANERO SALAS
VICTORÍA MUÑOZ GARCÍA
LUISA RODRÍGUEZ DE LA FUENTE
ANTONIA TORRE YELA. Aunque fue condenada a muerte el mismo día
que sus compañeras debido a un error en el nombre no fue fusilada junta a
ellas, sino posteriormente, el 19 de febrero de 1940.
ANTONIO ALFONSO HERNÁNDEZ, 21 de diciembre de 2020.
Muy bueno amigo. Para colmo, Javier Ortega Smith (Vox) dijo de esta mujeres asesinadas después de la Guerra Civil que “resulta que lo que hacían era torturar, violar y asesinar vilmente”. Fue denunciado y la querella fue inadmitida por el Tribunal Supremo. ¿Qué pasaría si Otegui hubiese dicho algo similar de alguna victima de la banda asesina etarra? ¿El Tribunal Supremo hubiera inadmitido la querella? NO. Tenemos hasta en la alta judicatura, ese franquismo sociológico del que habló en su día Vázquez Montalbán. Poe eso no es de extrañar que el PP tenga bloqueada la renovación del CGPJ, que aun que está en funciones sigue ejerciendo sin ninguna legitimidad.
ResponderEliminarhttps://www.lavanguardia.com/politica/20201126/49727464959/tribunal-supremo-ortega-smith-vox-archiva-querella-trece-rosas.html
Efectivamente. Es de una vileza tan difícil de calificar las palabras de Ortega Smith refiriéndose a unas personas que fueron víctimas inocentes del franquismo. Una de dos, o sufre una ignorancia tremenda en relación a este asunto o miente y calumnia de forma deliberada. La verdad es que no lo tengo nada claro. En cualquier caso, si nos vamos a la sentencia condenatoria de los jueces franquistas observaremos que en ningún momento se les condenó por nada que guarde relación con ninguna de las cosas a las que se refiere este individuo.
ResponderEliminarDE FRENTE
Antonio, se me había pasado. Un amigo se pregunta que pinta en la portada del libro Marina Ginestá
ResponderEliminarhttp://www.cartagenamemoriahistorica.com/2014/01/muere-en-paris-marina-ginesta-la.html
Pues si, eso fue lo primero que pensé cuando vi la portada del libro. La verdad es que no tengo ni idea y no sé si el autor lo habrá explicado en alguna entrevista pero yo no recuerdo que lo explique en el libro. Puede ser, es naturalmente una interpretación mía, que decidiera ponerla en la portada como símbolo de la resistencia republicana ya que es uno de los temas que trata el libro. Aún así, muchos seguiremos pensando que tal vez hubiera quedado mejor las fotos de las protagonistas de este interesante trabajo. No sé.
ResponderEliminarDE FRENTE
Leí un libro similar (sino el mismo, edición no ampliada) hace años, la misma foto de portada pero creo que nada de la rosa 14. Está en casa seguro, y descubrí que algunas de ellas vivían por calles/callejones próximos a donde lo hacía yo en aquel momento (zona Glorieta de Bilbao), calles por donde pasaba con cierta frecuencia. Y al saberlo, esas calles impresionaban un poco. Como la esquina de la calle Fuencarral donde dispararon al teniente Castillo, o la Plaza del 2 de Mayo donde estuvo el Cuartel de Monteleón...No lejos de la Glorieta de Ruiz Gimenez ( donde hubo un quemadero de la Inquisición).....
ResponderEliminarDentro de todo lo que impresiona la historia de estas mujeres, es desgarrador imaginar a la madre de una de ellas -no recuerdo cual, sinceramente- esperando en la puerta la salida de las presas para ser ejecutadas. y correr detrás desesperada.....
Respecto a la fotografía de portada, yo no conocía a Marina Ginestá....y una vez que fui a visitar una tienda de ropa por esa zona ( de la del logotipo de Apolo...), tenían una camiseta con la foto...y le dije a la dependienta: " es una de las trece rosas"...y me sacó del error. Iba a conocer la tienda y terminé antes en el Segundo Monasterio de las salesas de la Visitación (por ayudar a una anciana monja con la que me crucé)....; casi de un lado al otro del espectro. La vida...
La madre de Virtudes González era la que estaba en la puerta de la prisión cuando las sacaron, gritó y salió corriendo detrás del camión hasta que se cayó. Y la metieron para dentro de la prisión. ¡¡Qué sufrimiento!! ¡¡Cuánta impotencia!!.
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