lunes, 18 de enero de 2021

Francisco Leira Castiñeira pretende construir "un relato común de mínimos" sobre la Guerra Civil Española

 


Fancisco Leira Castiñerira es un joven doctorado en historia que pretende que la nueva Ley de la Memoria Democrática construya un relato común de mínimos porque la nueva Ley...

... como tal, esta debe ser inclusiva, diversa y proyectar un futuro en el que la sociedad se reconozca de forma orgullosa. Así, podremos formar a ciudadanos responsables y respetuosos con lo diferente y con el cambio, aspectos consustanciales a la naturaleza humana y el puro reflejo del Estado español.

Leira pretende que las fuerzas parlamentarias del  PP y Vox "tienen que estar dispuestas a iniciar ese diálogo, condenando las muertes del bando golpista y su posterior dictadura". Lo mismo para la izquierda: "Debe aceptarse y señalarse que hubo asesinatos brutales en el bando republicano, aunque a su vez reivindiquen lo que hicieron como la defensa de los derechos civiles y la democracia". Esto es un ejercicio de equidistancia de manual y sigue la estela de Moradiellos, Del Rey Reguillo o la de un historiador sevillano, Julio Ponce Alberca, que en una reciente entrevista dijo que “Hubo muchas víctimas de la Guerra Civil que antes fueron verdugos”. Además afirmaba ser un historiador "neutral". Al señor Ponce vamos a contestarle con un comentario del historiador José Luis Garrot Garrot visto en Facebook:

Ponce tiene de neutral lo que yo de monaguillo (soy ateo), y lo del que le hace la entrevista también es de traca. Vaya par de gemelos. El solo hecho de ningunear la memoria histórica te invalida como historiador. Habría que preguntarle al sr. Ponce, cuántos, según el, de los 150.000 asesinados por Franco habían sido verdugos. ¿Quizás las mujeres asesinadas -aunque estuvieran embarazadas-, violadas, torturadas, vejadas, etc.? ¿Quizás los jóvenes de 13,14,15 ... años que ejecutó? Ya esta bien de historietadores, como diría el profesor Alberto Reig Tapia.

Con Leira vamos a emplear algunas líneas más. Tanto la Ley 52/2007 como la nueva Ley de Pedro Sánchez no construyen relato alguno, puesto que eso es cosa de la historiografía y es un proceso complejo, como él debe de saberlo. 

Tanto la Ley de Zapatero como la que se aprobará en breve, principalmente lo que hace es condenar la dictadura franquista ¿algún problema?; limpiar de vestigios de la dictadura el espacio común, ¿algún problema?; sacar de las fosas comunes los restos de las personas que fueron asesinadas durante la Guerra Civil. Los cuerpos permanecen donde los dejaron sus asesinos. Es de justicia en una sociedad democrática recuperar todos los cuerpos de los enterramientos ilegítimos, tal y como se hace cuando hoy se asesina a alguien. No se deja el cadáver en el lugar donde fue enterrado por el asesino. El antropólogo Francisco Etxeberría también ha exhumado fosas de víctimas de los leales

No creemos que exhumar fosas deba de ofender a alguien, lo mismo que retirar los vestigios del franquismo. Si alguien se ofende es porque el franquismo sociológico está muy lejos de desaparecer. Por esto no entiendo como Leira pueda decir que la memoria histórica no debe de ser "arma arrojadiza que se pueda lanzar desde esas trincheras imaginadas y creadas por colectivos con intereses extremadamente partidistas". Si la memoria histórica se puede usar como arma, ¿no sería un arma arrojadiza contra el franquismo exclusivamente?

Vamos a poner un ejemplo contrafactual para que lo entienda todo el mundo, y sobre todo la derecha. Tras una cruenta Guerra Civil provocada por una revolución izquierdista, Stalin ayuda para que España sea un satélite soviético. Después de la victoria revolucionaria y durante su dictadura del "proletariado" se asesinan a 50.000 personas. Tras 40 años de dictadura sovietizante y represiva, el régimen cae en pedazos y el nuevo Estado democrático se dedica a retirar los símbolos estalinistas y a recuperar de las fosas las víctimas de Stalin. Las fuerzas de izquierdas (PSOE y Unidas Podemos) se niegan a que de las plazas desaparezcan las estatuas de Stalin y las calles con temática soviética. Además, historiadores reclaman que los estalinistas también deben de participar en ese relato común e inclusivo. La derecha llamaría, y con razón, a las fuerzas de izquierdas estalinistas. No sería entonces una arma arrojadiza ese adjetivo, sino más bien una definición. Ahora cambiemos Stalin por Franco. Creo que la derecha me habrá comprendido, la derecha civilizada y liberal, claro está.

Miremos a Francia. En el país de las baguettes no hubo una Guerra Civil en los años 40, pero ocurrió algo similar. Hitler invadió Francia y creó el régimen de Vichy (Etat Française):

La gran figura política del régimen fue Pierre Laval quien, especialmente tras su vuelta al poder en 1942, emprendió una clara política de colaboración con Hitler. Las milicias del régimen de Vichy con el apoyo de la Gestapo alemana persiguieron duramente a los "maquis" y demás fuerzas de resistencia. Historia del siglo XX.org

Francia tras ser liberada reprimió con dureza a los colaboracionistas. Laval huyó Alemania, fue detenido y posteriormente ejecutado en el año 1945. Al general Pétain lo secuestraron y lo remitieron a Alemania. Sería condenado a muerte, pero la sentencia fue conmutada por el general De Gaulle. Murió en prisión en 1951. Ricardo de la Cierva o Pío Moa, entre otros historiadores filofranquistas, comparan la represión franquista con la represión francesa. Hay diferencias sustanciales: Charles de Gaulle reprimió a los colaboracionistas franceses de los nazis, y Franco a los que defendieron al régimen republicano. Pero ahí no queremos llegar.

¿Necesita la V República de Francia formar un relato común donde tenga cabida la república francesa y el régimen de Vichy? Esto solo se le puede pasar por la cabeza, en todo caso, a los neonazis. Aquí no se trata ni de buenos ni de malos, sino de un gobierno nacido de las urnas y de una parte del Ejército ayudados por los falangistas, carlistas y alfonsinos que dieron un golpe de Estado. La izquierda ha reconocido los crímenes en la retaguardia republicana. ¿Cómo no?, si cada vez que le quitabas una calle a Franco te saltaban con el genocidio católico, la quema de iglesias, o el manido tema de Paracuellos. Como si después de la guerra no hubiera habido un régimen ferozmente represivo con los perdedores.

La Ley 52/2007 -ni siquiera se atrevieron a mencionar la memoria histórica- fue muy blanda; además se reconocía cualquier tipo de víctima:

La presente Ley tiene por objeto reconocer y ampliar derechos a favor de quienes padecieron persecución o violencia, por razones políticas, ideológicas, o de creencia religiosa, durante la Guerra Civil y la Dictadura...

Que la derecha se molestase por esta Ley no dice nada bueno de ella y pone al descubierto sus raíces. No es que se use la memoria histórica como arma arrojadiza contra la derecha, es que es la propia derecha la que se da de cabezazos  contra esa norma legislativa. La ley de Zapatero reconoce las víctimas por razones políticas e ideológicas, incluso hasta habla de persecución por "creencia religiosa". En el nuevo orden franquista no se incluyó a los perdedores de la Guerra Civil, se les persiguió y asesinó durante el primer franquismo. Esa es la memoria histórica que hay que rescatar. de la otra, como todo el mundo sabe, ya se ocupó el dictador.

En esta guerra española no caben dos memorias, por muy bien intencionado o equidistante que se pretenda ser. Cada familia tendrá su propia memoria, eso nadie lo va a negar, y cada cual honrará a sus muertos, pero si pretendemos parecernos a los europeos, es imposible unificar las memorias de los que lucharon con Franco y de los que pelearon contra Franco: aunque en ambas retaguardias la recluta fuera forzosa y en ambas zonas se asesinara sin piedad. Mi abuelo luchó con Franco por lealtad geográfica, pero en ningún modo esto es motivo de orgullo o de mérito, y tampoco creo que jamás la "sociedad se reconozca de forma orgullosa en este pasado", sobre todo si estuvo al lado de Franco; porque es un pasado truncado por un golpe de Estado y una posterior Guerra Civil, donde hubo dos posiciones claras -y no dos España-: Gobierno y traidores o rebeldes.

Fran Leira Castiñeira es doctor en historia, y en vez de escribir un artículo para la prensa digital donde reclama que hay que hacer una ley inclusiva -que ya lo es y era-, donde todos se sientan representados (podría haberse dejado de rodeos y haber dicho donde los dos bandos se sientan representados), lo que podría hacer es un ensayo reflexionando y mostrándonos a los ignorantes, como el que esto escribe, como debería de ser ese relato donde nadie se sienta excluido. Pero antes debiera de estudiar, como si de una tesis doctoral se tratara, que significa la memoria histórica en España; como nace; revise la represión franquista y la republicana, por supuesto; consulte con Emilio Silva y su ARMH, y también con Francisco Etxeberria y la Sociedad Aranzadi:

¿Tendrá algo que ver con que el PP es en cierta medida heredero del franquismo? 

Claro. La sociología del franquismo llega hasta nuestros días. El éxito del franquismo es haberse perpetuado, en algunas formas, actitudes o maneras, hasta nuestros días. Y ello alcanza a unos más que a otros, naturalmente. Y se nota más en un partido político que en otro. Pero hay más cosas que alcanzan a la totalidad y a todos: un complejo de culpabilidad por no haber sabido hacer algo más de lo que se hizo.  

¿Es una deuda de la democracia?

Estoy convencidísimo. Pero, además, está pasando en otros lugares del mundo. Algunos creen que esto es algo local. ¿Es correcto que tú puedas vivir en un término municipal en el que existan enterramientos clandestinos en sus montes y gente asesinada dentro de esas fosas y que no se haya tomado  nota, no digo ya que se exhume? Se puede decir: no vamos a exhumar pero vamos a señalizar, a proteger. Pues eso no se ha hecho. Fragmento en El Salto de una entrevista a Francisco Etxeberria.

Francisco Espinosa Maestre es un gran especialista en memoria histórica. Podemos recomendar tres trabajos suyos que pueden ser muy útiles:





Callar al Mensajero, Contra el olvido y Lucha de historias, lucha de memorias, tres ensayos de Francisco Espinosa Maestre que pueden resultar óptimos para entender y conocer que es la memoria histórica de la Guerra Civil española.

 


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