Hay cosas que nunca cambian

 En el documental No se os puede dejar solos sobre la transición española, aparecía una mujer franquista muy indignada con los cambios políticos. El franquismo como tal desaparecía, pero seguía subsistiendo un poso de franquismo sociológico que seguía añorando al dictador. 

En la manifestación anti Pedro Sánchez, o sea anti social/comunista del domingo 20 de octubre, vimos a una señora envuelta en la bandera roja y amarilla, que bien nos recuerda a la mujer de 1979. Puesto que no pueden resucitar a Francisco Franco, ahora ese caudillo salvador de la patria es Santiago Abascal. Pero el discurso casi no se ha movido un ápice. Los comunistas quieren destruir España, y por eso hay que acabar con ellos. 

Estas personas son víctimas de los discursos de odio, que hoy gracias a las RR. SS. se amplifican como nunca antes. Ahora con Alpiste Pérez compitiendo por hegemonizar el discurso del odio anticomunista con Vox, y con el auge de la ultraderecha en toda Europa, están escorando al PP, todavía más a la derecha para competir en igualdad de condiciones. Pareciera como si hubiera un concurso de a ver quién es el más exaltado.

Aparte de las querellas contra Pedro Sánchez y su mujer Begoña Gómez (y a sindicalistas y a antifascistas), Abogados Cristianos ha demandado a Echenique "por un presunto delito de odio en un tuit sobre sacerdotes y agresiones sexuales" (ver enlace...👈). Y también, "El cómico Quequé, imputado tras una querella de los ultras Abogados Cristianos por una broma sobre el Valle de los Caídos" (ver enlace...👈). Hasta el Gran Wyoming tendrá que presentarse ante un juez:  "Abogados Cristianos se querella contra El Gran Wyoming por disfrazarse de obispo" (ver enlace...👈). Todas estas denuncias se pueden suceder sin solución de continuidad porque según nuestro vetusto Código Penal, no se pueden ofender los sentimientos religiosos. 

En el siglo XXI tenemos una ley talibán más propia de la dictadura franquista. Y todo esto sucede con esos supuestos social/comunistas de pacotilla, que no se atreven a derogar esas mierdas de leyes casposas y totalitarias. No quiero pensar que ocurrirá cuando Santiago Abascal sea vicepresidente junto al flipado de Feijóo, y cuando renueven el CGPJ y pongan a vocales de la cuerda de Vox.

Aunque la democracia liberal es una mentira y pareciera que votar no sirve para nada, la única herramienta que tenemos los ciudadanos para parar este peligro de Vox y un PP radicalizado es nuestro voto. No estamos en los tiempos de Felipe González y Aznar, cuando bien se podría repetir aquella frase de los RR. CC., "Tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando". Ahora no son lo mismo los social/comunistas, que los liberal/fascistas.